Foto: Rune Midtgaard

• Cuatro países impulsaron la propuesta de proteger a las matamata: Brasil, Colombia, Costa Rica y Perú.
• Asimismo, se aprobó incluir a toda la familia de las ranas de cristal en el comercio regulado.

Luego de un consenso, la 19ª conferencia de la de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), resolvió incluir a la tortuga matamata de agua dulce en el Anexo II para su comercio regulado.

“La inclusión [en el Anexo II] permitirá que el comercio y aprovechamiento de las especies se realicen bajo condiciones que aseguren su sostenibilidad”, destacó Doris Rodríguez, del Servicio Forestal y de Fauna Silvestre de Perú (Serfor) para la agencia AFP.

La tortuga matamata se encuentra amenazada en todas las etapas de su vida, pues las crías se comercializan en los mercados internacionales como mascotas y son buscadas por acuaristas. Los principales destinos son China y Estados Unidos.

Por otro lado, el Comité I también aprobó que sea regulado el comercio de toda la familia de las ranas de cristal (Centrolenidae). Esta especie también ha sido gravemente afectada por su alta demanda en el mercado negro de mascotas silvestres. Su precio en Internet puede alcanzar hasta los 950 EUR.

Cabe resaltar que la propuesta de incluir esta especie fue presentada por varios países de América Latina, entre ellos el Perú. 

Lee también: [Aprueban regulación de captura de tiburones para evitar su extinción]

Conoce más sobre la tortuga matamata 

Esta especie está adaptada para sobrevivir en ecosistemas fluviales. Por su distribución geográfica, los científicos han demostrado que la Chelus fimbriatus, que vive en el Amazonas, es genéticamente distinta a la que vive en la cuenca del Orinoco, la Chelus orinocensis. 

Este reptil nocturno se camufla perfectamente en el fondo de los ríos y otros cuerpos de agua dulce poco profundos. Se alimenta de peces y otros animales pequeños, y puede llegar a pesar hasta 38 libras (17 kg).

La matamata tiene buen oído pero su visión es débil. Por ello, depende de los nervios sensoriales alrededor de la cabeza y el cuello para “ver” su entorno bajo el agua.