¿Qué es?

Las 5 cosas que debes saber sobre la contaminación lumínica

A diferencia de la contaminación sonora, del plástico de un solo uso y del aire, este tipo de contaminación está creciendo sin regulación en el Perú.

Cegadora. Incómoda. Agresiva. Esas son las palabras que muchos ciudadanos y ciudadanas utilizan para describir su experiencia con la contaminación lumínica. Este tipo de contaminación, emitida principalmente por paneles LED, reflectores de losas deportivas y el alumbrado público mal diseñado, va en aumento en el Perú y el mundo.

1. Qué es la contaminación lumínica

El término contaminación lumínica es usado para describir los efectos negativos de la iluminación artificial, particularmente, la luz artificial de noche.

El especialista legal de la iniciativa Conservamos por Naturaleza de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), Percy Grandez, describe este tipo de contaminación como “aquella afectación que contiene iluminación artificial que es susceptible de provocar un impacto en la salud humana, en la biodiversidad y en la calidad ambiental”.

A diferencia de otros tipos de contaminación, como la sonora, del aire y del plástico de un solo uso, la contaminación lumínica está creciendo sin un marco legal que la regule.

“La contaminación lumínica es un problema global y especialmente el brillo que se genera en Perú cada vez está creciendo más. Lima se ha convertido en el hotspot de la contaminación lumínica en el país”, advierte Christel Scheske, especialista en conservación de la SPDA, y agrega que la intensidad y el color de la luz nocturna son dos factores a tener en cuenta porque “la azul es la más dañina”.

Según un informe de la SPDA elaborado en 2019 se reconoce que, si bien la luz azul desempeña un papel positivo e importante en la vida de las personas, se debe tener en cuenta que la luz azul es dañina durante la noche.

 

2. Las fuentes más problemáticas

Este tipo de contaminación se puede percibir fácilmente en cerca de tres puntos: Los paneles publicitarios con tecnología LED; en el alumbrado público que no está debidamente diseñado, es decir, cuya iluminación además de ser blanca apunta al cielo y al interior de las viviendas en lugar de donde deberían transitar peatones y/o vehículos; y en los establecimientos deportivos iluminados con potentes reflectores.

El problema principal es que la falta de regulación de estas de fuentes de iluminación permite que primero, se excedan en los horarios de encendido, ocasionando una invasión en la tranquilidad de las personas que viven en sus alrededores, y segundo, que cada una sea calibrada con diferentes niveles de luminancia entre sí y con valores que superan el mínimo establecido en otros países.

El viceministro de Gestión Ambiental del Ministerio del Ambiente (Minam), Mariano Castro, señaló en el evento virtual sobre Contaminación Lumínica organizado por la SPDA que, para monitorear esta situación, a través de la Dirección de Calidad Ambiental, el Minam realizó un monitoreo de luminancia de los Elementos de Publicidad Exterior (EPE) en el que halló que 2 de cada 5 EPEs superaba los límites de luminancia establecidos en España y 9 de cada 10, los límites de la normativa chilena.

3. Razones por las que debe ser regulada

El impacto de la contaminación lumínica es amplio. Como hemos mencionado líneas arriba, no solo afecta la salud de aquellas personas que se ven expuestas a la iluminación artificial de noche, sino también la seguridad vial, la vida silvestre, el cielo nocturno y la estética urbana.

  • En la salud de los seres humanos, el impacto está relacionado con la alteración de los ciclos del sueño y una afectación directa de su rendimiento, también aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, aumento de peso y hasta puede afectar la salud mental de las personas que viven expuestas a este tipo de fuentes. Pero eso no es todo, este tipo de contaminación también afecta los ciclos circadianos inhibiendo la producción de melatonina lo cual aumenta el riesgo de sufrir cáncer de mama y de próstata. Además, estudios han identificado una relación entre la contaminación lumínica y el aumento en el riesgo de nacimientos de bebés prematuros y de bajo peso. Por ello, instituciones como la Asociación de Médicos de Estados Unidos han recomendado controlar esta contaminación por los hallazgos científicos sobre los efectos adversos.
  • En relación a la seguridad vial, dentro de los factores que influencian la tasa de accidentes de tránsito se ubica la distracción de los conductores. En ese sentido, un estudio de Zalesinska (2018) halló que entre el 62% y 80% de conductores participantes señalaron que los EPEs con pantallas LED tuvieron un impacto negativo en su campo visual al conducir.
  • Afectación en la biodiversidad. Durante las noches, la contaminación lumínica causa la desorientación de miles de aves migratorias, entre ellas la golondrina de la tempestad de collar, una de las aves oceánicas más pequeñas del mundo que se pierden en la ciudad en su viaje hacia el océano Pacífico. Especies marinas como las tortugas también resultan afectadas porque esta contaminación impacta en el ciclo de anidación y eclosión de sus crías; y tiene un efecto devastador en la población de insectos.

4. La ley que puede resolver este problema

En los últimos años, se ha evidenciado un preocupante aumento en la instalación de paneles publicitarios en diversas vías de la ciudad. Por ello, algunos gobiernos locales, mediante ordenanzas, han intentado regular y contener este crecimiento, sin embargo, los esfuerzos no han sido suficientes para frenar el problema.

“Solo mediante una norma con rango de ley se pueden establecer las competencias administrativas para regular, fiscalizar, sancionar, y no mediante una norma reglamentaria como un Decreto Supremo o una ordenanza, de ahí la importancia de contar con una Ley orientada a prevenir y controlar la Contaminación lumínica en nuestro país”, señala Percy Grandez, representante de la SPDA.

Por ello, a inicios de año, el 22 de febrero de 2021 el congresista Alberto de Belaunde presentó el proyecto de Ley Nº7193/2020-CR referido a la “Ley de Prevención y Control de la Contaminación Lumínica”, que fue aprobado el 4 de mayo por la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología del Congreso de la República y el 17 de junio por el Pleno del Congreso.

Esta propuesta, elaborada con la asistencia de la SPDA en alianza con la clínica jurídica ambiental de la PUCP y con el aval del Minam, busca establecer un marco regulatorio aplicable a las diversas fuentes de contaminación lumínica existentes con la finalidad de mejorar la calidad de vida de la ciudadanía que se ve expuesta a este tipo de contaminación y de la fauna silvestre, promover la eficiencia energética, contribuir a la seguridad vial y evitar la alteración del paisaje.

Entre otros detalles propone regular:

En el 2021, la ley fue aprobada por el Congreso de la República y promulgada por el Ejecutivo. Sin embargo, a junio del 2024 aún no puede ser efectiva porque el reglamento no ha sido aprobado. Además, en ese periodo, el Congreso ha presentado diversos proyectos de ley que buscan debilitar o derogar esta ley.

5. Chile es un país referente en enfrentar este problema

El caso de Chile resulta una experiencia interesante en Sudamérica porque, al ser considerada la Capital Mundial de la Astronomía, este país asumió el compromiso de proteger la calidad de los cielos nocturnos de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, regiones conocidas por ser un foco importante para el astroturismo.

“Controlar la contaminación lumínica es fácil y simple porque tiene criterios bastante básicos. Lo que se pide es que se ilumine el suelo, por donde circulan las personas y los vehículos, no el cielo”, detalló Igor Valdebenito, Jefe del Departamento de Ruido, Lumínica y Olores del Ministerio de Ambiente de Chile, en el evento de Contaminación lumínica organizado por la SPDA realizado a fines de marzo.

Por ello, desde 1998 aquellas regiones del norte de Chile cuentan con la Norma de Emisión para la Regulación de la Contaminación Lumínica que busca evitar la emisión de luz hacia el cielo y promover la utilización de tecnologías que obstaculicen la observación astronómica. Años después, en 2019, con la ley 21.162 se incorporó a la “luminosidad artificial” como un nuevo agente contaminante.

Retomando la discusión sobre la contaminación lumínica en el Perú, el viceministro de Gestión Ambiental, Mariano Castro, señaló en el evento virtual organizado por la SPDA que el proyecto de ley referido a la “Ley de Prevención y Control de la Contaminación Lumínica” promovido por el congresista De Belaunde es una iniciativa crucial para resolver este problemas en el país.

“La necesidad social existe, está muy claro que la contaminación lumínica afecta a las personas (…) Este proyecto de ley contribuye a mejorar la calidad de vida, la habitabilidad urbana, la salud, el paisaje y requerimos adoptar medidas que se hagan palpables tanto en las zonas urbanas como rurales”, señaló Mariano Castro, representante del Minam.

En ese sentido, la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental considera que aprobar una ley que regule por primera vez la contaminación lumínica es una tarea que el Congreso de la República puede hacer en beneficio de toda la sociedad y del medio ambiente.

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Los puntos más brillantes de Lima

Los puntos más brillantes de la ciudad de Lima

Un conteo rápido de paneles luminosos e iluminados que realizó la SPDA encontró que a lo largo de vías como Javier Prado y Vía Expresa habría un panel cada cuadra y media.

Hablar de contaminación nos supone imaginar islotes de plástico flotando a la deriva en medio del mar, cielos oscuros por el smog o derrames de petróleo en nuestro mar y nuestra selva. Sin embargo, hay un tipo de polución que continúa pasando desapercibida y que ha crecido de manera significativa en las grandes urbes del mundo.

Diversos estudios científicos basados en la evaluación de imágenes satelitales, señalan que cada año la Tierra es un 2% más brillante y muestran que más del 80% de sus habitantes viven en espacios contaminados por la luz artificial. Expertos han definido este fenómeno —que se da sobre todo durante las noches— como contaminación lumínica, y ya se ha revelado que esto no solo afecta a las personas que viven cerca de paneles LED, proyectores de avisos publicitarios o alumbrado público mal diseñado, sino también altera el cielo nocturno y su visibilidad, los ecosistemas y la biodiversidad.

Lima, el hotspot de la contaminación lumínica

En Perú, una mirada rápida por las principales calles y avenidas dan cuenta de que cada vez más, necesitamos de la luz artificial. “La mayor parte de la población peruana ya es urbana y se concentra sobre todo hacia la Costa; de modo tal, que estamos hablando de que la mayor parte ya está afectada por contaminación lumínica. Esto viene acompañado de la contaminación sonora, del aire, etc., generando así un impacto muy negativo en la salud humana. El problema es que no acabamos de entender lo que ocurre ni sus consecuencias, al ser así, no lo medimos y pasa completamente desapercibido”, indica a la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), el ecólogo Ernesto Ráez Luna.

Desde esta vista satelital se puede observar que las ciudades costeras del Perú, principalmente Lima, presentan mayor concentración de contaminación lumínica. (Fuente: Light Pollution Map)

El especialista que también es director del Instituto del Bien Común, asociación civil que promueve la gestión óptima de los recursos y ecosistemas en comunidades, sostiene que la contaminación lumínica no solo podría ser algo que afecte al ser humano o a los ecosistemas de manera indirecta. En este caso, Ráez Luna lo considera como un “desperdicio energético”.

“La mayor parte del tiempo estas luces innecesarias y nocturnas no nos sirven para mayor cosa, simplemente están allí como una comodidad excesiva y amena”, sostiene el ecólogo, quien también apunta a que las ciudades deben comprometerse a reducir la huella ecológica de la luz que consumen.

Si bien a nivel internacional ya existen mejores prácticas que intentan reducir la contaminación lumínica, como la regulación de la ubicación, brillo y los horarios de operación de algunos paneles publicitarios LED, y en el caso del alumbrado público, sobre el uso de luminarias blindadas, de color cálido en lugar de luces azules, y otros factores, en Perú aún es una práctica pendiente. Falta concientizarnos más sobre la necesidad de reducir drásticamente la contaminación lumínica y la necesidad de iluminar nuestras ciudades de manera efectiva.

En este registro realizado por la MML se identificaron al menos 7 paneles luminosos e iluminados cerca del cruce de las avenidas Javier Prado Este y la avenida Los Frutales. (Fuente: Municipalidad Metropolitana de Lima)

El mapa de los paneles

No se sabe a ciencia cierta cuántos paneles publicitarios hay en Lima, pero sí se ve que, en avenidas como la Javier Prado, La Marina, Huaylas, Tomás Valle o vías rápidas como la Vía Expresa Paseo de la República estos artefactos están a la orden del día… y de la noche.

Un conteo rápido de paneles luminosos e iluminados que realizó la SPDA, encontró que en estas vías principales habría un panel por cada cuadra y media. La mayoría de ellos permanecían prendidos durante toda la madrugada.

Por ejemplo, en el recorrido realizado a inicios de abril del 2021, se contabilizaron 59 paneles publicitarios en una distancia de 9 kilómetros, desde la estación Plaza de Flores en Barranco hasta el Óvalo Grau del Centro de Lima, es decir, en un aproximado de 90 cuadras.
En la avenida Javier Prado, desde el óvalo Monitor en La Molina, hasta el cruce con la avenida José Faustino Sánchez Carrión (9 kilómetros) se identificaron 63 paneles.

Por otro lado, en tramos más cortos como el de la avenida Benavides, en los 2 kilómetros que separan la Universidad Ricardo Palma y el Óvalo Higuereta se identificaron 15 paneles luminosos e iluminados. Igual panorama se encontró en Chorrillos, desde el inicio de la Av. Defensores del Morro (Huaylas) hasta el óvalo La curva se contaron también 12 de ellos.

En estas zonas, las luces no solo afectan a los residentes de casas y edificios, sino a conductores y transeúntes que son cegados por el brillo de las pantallas que proyectan las 24 horas del día tandas publicitarias.

A fines de marzo, Mariano Castro, viceministro de Gestión Ambiental del Ministerio del Ambiente dijo en un evento de la SPDA que tanto su institución como la Municipalidad de Lima han puesto especial interés en el tema de la contaminación lumínica y anunció que se realizaron monitoreos de luminancia en los elementos de publicidad exterior (EPE) ubicados en diferentes puntos de la ciudad, “encontrándose que 2 de cada 5 superaban la normativa española y 9 de cada 10 superaban la de Chile”.

Entre las cuadras 26 y 28 de la avenida La Marina se han ubicado cuatro elementos de publicidad exterior. Ninguno de los paneles mostrados cuenta con autorización. (Fuente: Municipalidad Metropolitana de Lima)

Antes de la aprobación de la Ley 31316: Ley para la prevención y control de la Contaminación Lumínica, y ante la falta de un marco legal que regule el alumbrado público y los paneles publicitarios LED, los ciudadanos desesperados han tenido que tomar medidas extraordinarias como construir muros, cerrar ventanas y poner cortinas especiales para evitar que las proyecciones lleguen a espacios de sus viviendas e interrumpan actividades de ocio o descanso.

La arquitecta Madeleine García, sostiene que indirectamente el desarrollo o seguridad de las ciudades dependen de las luces; sin embargo, acota que la visión de crecimiento y desarrollo se debe enfocar más en salvaguardar las necesidades de las personas.

“En el caso específico de la contaminación lumínica vemos que pueden haber instalaciones en lugares incorrectos y que lo mejor sería tener parámetros para regular la densidad, ubicación y exhibición de los mismos, de tal manera que no haya personas que tengan luces fortísimas en sus ventanas durante toda la noche”, señala la también docente de la Universidad de Lima.

Sobre este punto, cabe mencionar que el 17 de junio el Pleno del Congreso de la República aprobó la Ley de prevención y control de la Contaminación Lumínica  que busca establecer un marco regulatorio aplicable a las diversas fuentes de contaminación lumínica existentes con la finalidad de mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y de la fauna silvestre, promover la eficiencia energética, contribuir a la seguridad vial y evitar la alteración del paisaje.

El proyecto de ley se presentó en febrero del 2021 por el congresista Alberto de Belaunde (proyecto de Ley Nº7193/2020-CR) y fue elaborado con la asistencia de la SPDA, en alianza con la clínica jurídica ambiental de la PUCP y cuenta con el aval del Minam.

Para García, el impacto de la contaminación lumínica y de otras como la del aire o la sonora se pueden evitar o manejar con un mejor enfoque si es que el trabajo se complementa con la consulta a los ciudadanos. “Es muy importante explicarle a los vecinos lo que ocurre o se planea hacer en el espacio público porque al final son ellos los que se ven impactados directamente con los cambios y elementos que se instalen dentro de su espacio”, enfatiza.

En esa misma línea, Christel Scheske, especialista en conservación de Conservamos por Naturaleza (CxN) complementa la idea de que este tipo de contaminación afecta el cómo la ciudadanía percibe los espacios urbanos y enfatiza que solo regulando esta problemática podremos vivir en una ciudad más amigable.

“Si podemos regular y controlar la contaminación lumínica vamos a vivir en ciudades más humanas y hechas para el disfrute de sus espacios públicos, y vamos a dejar de sentir que tenemos que huir de un panel LED con demasiado brillo”, menciona la especialista.

Ayúdanos a completar nuestro mapa

Conservamos por Naturaleza, iniciativa de la SPDA, lanzó en el mes de junio la campaña “Unidos por una iluminación responsable” en la que busca concientizar a la ciudadanía, a diversas empresas del rubro de publicidad exterior y autoridades sobre el impacto de la contaminación lumínica en la calidad de vida de las personas y también de la fauna silvestre.

Si bien hemos hecho un avance importante de la identificación de las fuentes más incómodas, ahora convocamos a la ciudadanía, en especial a las personas que viven cerca de paneles publicitarios, losas deportivas con potentes reflectores y alumbrado público mal diseñado, a identificar la ubicación de estas fuentes de luz incómoda a la vista y compartir fotos y/o videos en sus cuentas de redes sociales con los hashtags #NoMásLuzIncómoda e #IluminaciónResponsable y etiquetándonos en @conservamos para que desde Conservamos por Naturaleza podamos ingresar aquella información en nuestro Mapa de la contaminación lumínica.


Fuentes:

Impacto en la biodiversidad

Golondrinas de Mar, las aves que se pierden a causa de la contaminación lumínica

En el 2020, el Serfor atendió y rehabilitó a más de 100 golondrinas de la tempestad de collar, que se perdieron en las ciudades por el exceso de luces artificiales.

Al nacer, la golondrina de la tempestad de collar emprende un viaje de cientos de kilómetros para llegar al mar guiada por la luz natural de la noche e iniciar su vida en su hábitat natural, sin embargo, muchas veces este viaje es afectado por la excesiva iluminación de las ciudades lo cual pone en riesgo su vida.

A esta iluminación artificial mal regulada -capaz de afectar la integridad física, salud y la vida humana y silvestre- se le conoce como contaminación lumínica. En las ciudades costeras este exceso de brillo destruye la oscuridad natural del cielo y desorienta a estas pequeñas aves ocasionando que se pierdan en las ciudades, quedando expuestas a depredadores y a la muerte por inanición.

Pero la golondrina de mar no es la única afectada por la contaminación lumínica. Diversas especies de la fauna silvestre, como las tortugas de mar y miles de insectos se desorientan, sufren trastornos en su rutina y ello ocasiona que la cadena alimenticia, también llamada cadena trófica, se vea amenazada. Todos estos efectos a mediano y largo plazo terminará afectando el equilibrio de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad en el Perú y el mundo.

El ecólogo y especialista en investigación, educación en conservación, medio ambiente y desarrollo, Ernesto Ráez señala que la oscuridad es un factor muy importante para los seres vivos. Ya que de ella depende que estos puedan desarrollarse con normalidad.

“(La falta de oscuridad) ha afectado gravemente las rutinas de animales como aves e insectos que terminan saliendo de sus hábitats atraídos por las luces artificiales”, explica Ráez y hace un llamado a cuantificar el daño de este tipo de iluminación ya que estas cifras aportan a la generación de políticas públicas con enfoque sostenible, sobre todo en zonas cercanas a las grandes ciudades.

Desde esta vista satelital se puede observar que las ciudades costeras del Perú, principalmente Lima, presentan mayor concentración de contaminación lumínica. (Fuente: Light Pollution Map)

Cada vez más expuestos

El ecólogo explica que como la mayor parte de la población peruana es urbana, muchas ciudades costeras se han convertido en un foco importante de contaminación lumínica, sin contar otros tipos de contaminación que confluyen y perjudican en gran medida la salud humana y de la fauna silvestre.

“Esto (la contaminación lumínica) viene acompañada de la contaminación sonora, del aire, etc., generando así un impacto muy negativo en la salud humana y en el desarrollo de los animales que pueden vivir cerca de estos espacios”, asegura Ráez.

Pero, ¿cómo se mide este impacto en la biodiversidad? Carlos Zavalaga, director de la Unidad de Investigación de Ecosistemas Marinos de la Universidad Científica del Sur, explica que todos los elementos que conforman los ecosistemas funcionan como rompecabezas, en donde las diferentes piezas (elementos propios del ambiente y agentes externos) se interconectan y generan efectos directos e indirectos; positivos, neutros y negativos, que en la mayoría de los casos terminan afectando a los ejemplares más jóvenes.

En el caso específico de las aves, aquellas se enfrentan a grandes retos cuando salen de sus nidos porque tienen que atravesar las ciudades que cada vez se ubican más cerca a sus espacios de descanso o anidación. El especialista explica que solo hay algunos casos en donde estos ejemplares pueden acostumbrarse y sacar provecho de los recursos externos, como por ejemplo, alimentarse de los residuos sólidos de las ciudades; sin embargo, hay otros factores como el de las luces, que sí perjudica a animales como aves y tortugas marinas.

En ese sentido, Zavalaga apunta que no hay data que permita conocer el verdadero daño que se les hace a las especies y debido a ese vacío, hasta la fecha no hay cómo saber cuáles son las zonas más críticas dentro de los recorridos que realizan diversos ejemplares. Incluso, señala que existen formas de pesca que utilizan luces para iluminar el fondo marino y atraer a moluscos como los calamares.

Sobre el caso específico de las aves, Zavalaga explica que la contaminación lumínica sí impacta directamente en el desarrollo de la golondrina de mar, dentro de las cuales se encuentra la golondrina de la tempestad de collar. “Estas especies son afectadas notoriamente. Estas aves se ven perdidas o heridas y esto ocurre por la cantidad de luces que existen en las ciudades”, dice.

Golondrina de la tempestad de collar

Para la médico veterinario e investigadora principal del Proyecto Golondrina de la Tempestad de Collar, Yovana Murillo, el rápido y desordenado crecimiento demográfico de las ciudades viene impactando directamente en la “fauna urbana y migratoria” que se desarrolla en estos espacios.

En el caso de Lima, la especialista sostiene que al ser un departamento costero tiene el mar, islas y otro tipo de ambientes de reproducción y descanso que actualmente se ven afectados por otros tipos de contaminación como la ambiental, sonora y lumínica.

“Hemos visto que no se habla mucho de la contaminación lumínica y no hay una consideración dentro de las regulaciones ambientales. Nosotros, inclusive, aprendimos de esta problemática por los casos documentados de hallazgos de golondrinas de mar perdidas en la ciudad”, explica Murillo.

El Proyecto Golondrina de la Tempestad de Collar ha identificado las principales zonas de Lima Metropolitana y el país en los que se ha registrado mayor caída de estas aves. Puntos que coincidentemente están identificados como los puntos más brillantes de la ciudad según Light Pollution Map.

Por ejemplo, a nivel nacional se han identificado ciudades como Trujillo, Áncash, Ica, Arequipa, Moquegua y Tacna. Mientras que en la capital los cinco distritos con mayor registro son Jesús María, San Miguel, San Borja, Surco y San Isidro.

El mapa de calor de Lima señala que, entre el 2013 al 2015, se hallaron golondrinas de la tempestad de collar extraviadas en 32 distritos de Lima Metropolitana, siendo uno de los principales puntos el de Pueblo Libre. Fuente: Proyecto Golondrina de la Tempestad de Collar

Sin embargo, esto no solo sucede en Lima. Ciudades como Áncash, Moquegua y Tacna también han registrado la caída de estas especies. Fuente: Proyecto Golondrina de la Tempestad de Collar.

El impacto en las golondrinas de mar

El médico veterinario Luis Delgado, quien también lidera el Proyecto Golondrina de la Tempestad de Collar y es docente investigador de la Universidad Ricardo Palma, explica que en los casi ocho años que tiene el proyecto, se han llegado a rescatar hasta 300 aves por año (2019) principalmente durante los meses de junio y julio.

“Estas aves son pequeñas y esencialmente solo se acercan a la costa de noche para anidar o alimentar a sus crías. La razón principal por la que caen es por las luces artificiales que desorientan su recorrido, esto hace que ellas vuelen en círculos y caigan por agotamiento” explica.

De acuerdo con Delgado, se presume que esta especie anidaría a unos 70 kilómetros de la costa, en dirección hacia los Andes. “Usualmente estas aves se guían por la luz de las estrellas y la luna, pero con el crecimiento de las ciudades y la cantidad de luces artificiales, para ellas es difícil distinguir qué camino seguir. En todo este tiempo nos han llegado reportes desde Huaraz, Arequipa y Tacna”, explica.

En el documento “Vínculo entre la conservación ciudadana y la golondrina de la tempestad de collar”, elaborado por la veterinaria Murillo se señala que desde 1964 se tienen datos científicos sobre el impacto de las luces artificiales en la fauna marina. Datos recopilados por la autora muestran que solo entre el 2013 al 2015 se identificaron hallazgos de golondrinas de mar en 32 de los 43 distritos de Lima Metropolitana, siendo el 68% de hallazgos en el mes de mayo y el principal lugar de hallazgo fue en la vía pública.

Tanto Murillo como Delgado explican que se han identificado al menos cinco especies de golondrinas de la tempestad impactadas por la contaminación lumínica, ellas son: la golondrina de la tempestad de collar, la golondrina de Markham, la golondrina de mar chica, la golondrina de Wilson, y la golondrina de mar peruana.

Todas estas especies pertenecen a la familia de los hydrobatidae, que son aves marinas pequeñas que se distribuyen a lo largo de la zona costera y el mar en el ámbito de la corriente marina de Humboldt. Estas aves marinas se caracterizan por tener un orificio nasal en forma de tubo y patas palmeadas; pero por su plumaje y tamaño puede ser confundida con otras aves, como palomas, tórtolas y cuculíes.

Rescate y liberación

En el 2020 el Servicio Nacional Forestal de Fauna Silvestre (Serfor) liberó a través de la Administración Técnica Forestal de Fauna Silvestre (ATFFS) 106 ejemplares de golondrina de la tempestad de collar. La data recogida por estas entidades adscritas al Ministerio del Ambiente, da cuenta de que los mayores hallazgos se hacen en zonas urbanas, generalmente en techos y jardines. Asimismo, los lugares en donde se reportan más casos son en Villa El Salvador (12), Surco (11) y San Juan de Miraflores (11).

“Las acciones de recuperación y liberación están involucradas también las ATFFS de Ica, Arequipa y Moquegua-Tacna. Es necesario precisar que SERFOR ha capacitado a más de 30 personas en estas ciudades para que colaboren con la rehabilitación de las aves”, detalla la entidad.

Prueba de impermeabilidad de la golondrinas de mar antes de devolverlas a su hábitat. Foto: Proyecto Golondrina de la Tempestad del Collar.

En el caso de encontrarse con un ejemplar, se recomienda ayudarse con guantes o paños para colocar al ave en una caja de cartón con huecos de ventilación y una franela o toalla de base. No es necesario darles de comer porque estas aves tienen una dieta especial.

Vale indicar que el proceso de rehabilitación de las golondrinas de mar es muy corto y en un plazo de dos días, las aves son alimentadas e hidratadas, se sacan medidas físicas, muestras de plumas y de sangre. La etapa más importante es la prueba de impermeabilidad en la que las aves limpian sus plumas en una piscina.

Los hallazgos se pueden reportar a través del WhatsApp de Alerta SERFOR 947588269, al correo electrónico alerta@serfor.gob.pe o a la ATTFFS Lima por el WhatsApp 985549380.

Anuncio publicado por el Proyecto Golondrina de la Tempestad del Collar invitando a la ciudadanía a ser parte del rescate de estas aves. Fuente: Proyecto Golondrina de la Tempestad del Collar

Fuentes:

Testimonios

“Nos sentimos con mucho estrés”:
4 testimonios sobre la contaminación lumínica

La Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) entrevistó a cuatro ciudadanas de los distritos de La Molina, Callao, Lince y Cieneguilla que se han visto afectadas por la iluminación mal regulada.

Cuatro distritos, cuatro vecinas y un mismo problema: la contaminación lumínica. Marleni Aguirre, Karin Ledesma, Flor Tadeo y Laura* no se conocen pero si lo hicieran podrían empatizar rápidamente con los sentimientos de impotencia, indignación y, sobre todo, de resignación debido a que se han visto obligadas a convivir con un problema que viene generando un serio impacto en sus vidas.

El impacto es a nivel físico y mental. Esta contaminación lumínica es capaz de alterar los ciclos del sueño, lo que conduce a altos niveles de estrés y ansiedad de las personas que viven cerca a estas fuentes de luz. Sin embargo, según investigaciones, vivir expuesta o expuesto a este tipo de iluminación excesiva por largos períodos también puede aumentar el riesgo de sufrir cáncer de mama y de próstata, al generarse la inhibición de la producción de melatonina en el organismo.

Las cuatro entrevistadas por la SPDA en abril del 2021 señalaron que esta iluminación excesiva les genera la sensación de que su espacio personal está siendo invadido y vulnerado, sobre todo por las noches.

Flor Tadeo, una vecina abrumada por los paneles LED

Flor Tadeo señala los paneles LED ubicados en Centro Financiero de La Molina. Foto: Jorge Pezantes.

Flor Tadeo llegó a vivir en La Molina hace más de 30 años y ha sido testigo del crecimiento y modernización de su distrito. Lo que a inicios de los noventa eran lomas silenciosas rodeadas de un cielo oscuro que permitía ver las estrellas, hoy en día lucen transformadas en zonas comerciales con alta densidad publicitaria.

Según palabras de Tadeo, como vecina, ha visto a La Molina transformarse en “un entorno desagradable”. “(Antes) era más natural, más armonioso y el entorno era agradable. Podías salir a caminar y te sentías despejada, pero con todos estos (paneles), sientes como una afectación a la naturaleza y en lo psíquico”, confiesa Tadeo.

Además, comenta que a partir del 2010 los paneles publicitarios han tenido una fuerte presencia en las principales vías del distrito, como las avenidas Raúl Ferrero, La Molina y Javier Prado.

En 2019, la Municipalidad de Lima hizo un estudio de los elementos de publicidad exterior instalados a lo largo de las principales avenidas de la ciudad y registra que, en tan solo diez cuadras de la avenida Javier Prado Este, entre el óvalo Monitor y el cruce con la avenida La Molina, fueron instalados 13 paneles iluminados, poco más de uno por cada cuadra.

Adicionalmente a la cantidad de paneles, Tadeo reveló que el periodo de funcionamiento es un factor que la incomoda como vecina ya que muchos de los paneles del Centro Financiero de La Molina, y a lo largo de las avenidas mencionadas anteriormente, permanecen encendidos durante toda la noche.

“Estos paneles habitualmente están encendidos a partir de las 5 p.m. (…) y se mantienen así hasta las 6 a.m.”, cuenta. “Para mí no tiene sentido que estén encendidos toda la noche. Debería regularse su horario”, agrega Tadeo.

La también integrante de una comunidad de vecinos organizados de La Molina cuenta que incluso han intentado interponer sus denuncias y requerimientos a la Municipalidad Metropolitana de Lima para el desmontaje de estos elementos de publicidad, sin embargo, los trámites los han terminado por agotar debido a que es un proceso “muy engorroso y tedioso”. Cabe mencionar que en aquella época aún no existía la Ley de prevención y control de la contaminación lumínica, aprobada en junio del 2021.

Foto tomada por la SPDA frente al CC.CC. Jockey Plaza a las 4:37 a.m. donde se observa al menos dos paneles LED encendidos.

 

Foto tomada por la SPDA en abril, previo a las Elecciones Generales del 2021, en la avenida Javier Prado Este donde se observa la existencia de contaminación lumínica y visual.

Marleni Aguirre y la resignación de vivir frente a un panel que no descansa

Marleni Aguirre, vecina de Lince, muestra el panel luminoso ubicado frente a su departamento. Foto: Jorge Pezantes.

Desde el distrito de Lince, Marleni Aguirre, cuenta que en 2018 tomó la decisión de mudarse a un edificio nuevo con la ilusión de querer vivir en un mejor lugar para ella y sus hijos. Se refiere al edificio Lux, ubicado cerca del cruce de la Vía expresa con Javier Prado.

Con sus ahorros compró un departamento en el primer piso, que goza, entre otras cosas, con una interesante vista a la Vía Expresa. Sin embargo, bastó pasar la primera noche para darse con una ingrata sorpresa, frente a su casa la empresa Deltron tiene instalado un panel LED que proyecta tal intensidad de brillo, que es capaz de iluminar el edificio Lux entero.

El letrero luminoso tiene tal intensidad que ilumina por completo la fachada del Edificio Lux ubicado en Lince, cerca del cruce de las avenidas Vía Expresa y Javier Prado. Foto: Jorge Pezantes

“Con mucha ilusión vine a vivir en el distrito de Lince, pero (me di) con la ingrata experiencia de ver toda esta contaminación de luces que hay frente a este edificio. Siempre uno tiene esa ilusión de querer vivir en un sitio mejor pero a veces no nos percatamos de nuestro alrededor”, comenta Marleni de espaldas a la intensa luz emitida por aquel panel.

“Nadie está en contra de que puedan poner su publicidad pero debe ser reglamentado porque toda la madrugada está prendido, yo digo ¿para quién están publicitando en la madrugada?”, señala y agrega que al irse a dormir, a las 2 a.m., el panel continúa encendido.

Dentro de los principales efectos negativos que ha experimentado Marleni Aguirre y su familia al vivir expuesta a este tipo de contaminación lumínica están los constantes dolores de cabeza, afectación a la vista y la alteración de los ciclos de sueño.

“Esta luz ha impactado en nuestras vidas a la hora de dormir. No dormimos bien, amanecemos con dolores de cabeza inclusive hasta (afecta) la vista. Tengo que usar lentes”, cuenta. “Pienso que al no descansar bien uno se levanta hasta de mal humor y eso trae un sinfín de cosas, porque al tú estar malhumorada eso afecta también a tus hijos, (me preguntan) por qué estas así (molesta) y es por la luz”, confiesa.

Esta incomodidad no existiría si fuentes de iluminación como paneles LED, reflectores de espacios deportivas y alumbrado público* se rigieran por estándares de niveles máximos de luminancia y/o horarios de encendido. Sin embargo, estos límites aún no han sido establecidos en el Perú, pese a la publicación de la Ley de prevención y control de la contaminación lumínica, ya que según el analista en Gestión de la Calidad Ambiental del Ministerio del Ambiente, Gonzalo Rosado, primero tendría que “construirse y promulgarse un instrumento normativo ligado al protocolo de monitoreo de paneles publicitarios LED”.


Karin Ledesma y alumbrado público mal diseñado

Karin Ledesma, vecina de Cieneguilla. Foto: Jorge Pezantes.

Un alumbrado público con mal diseño es aquel cuya iluminación no está dirigida donde deberían transitar peatones y/o vehículos sino por el contrario, alumbra al cielo y/o al interior de las viviendas generando incomodidad y efectos en la salud física y mental de los habitantes.

Este es el caso de Karin Ledesma, vecina del distrito de Cieneguilla que se mudó a un lugar distanciado del centro de Lima para alejarse de la contaminación sonora. Lamentablemente, al poco tiempo, en 2016, se dio con una ingrata sorpresa: instalaron frente a su casa dos postes de luz con tres focos cada uno.

Ledesma ha estudiado Ciencias Forestales y por ello se siente mucho más consciente del impacto que puede tener la contaminación lumínica en las personas y la biodiversidad sobre todo en una zona semi rural como la Quebrada Tinajas de Cieneguilla.

“Hay personas como yo que hemos venido a vivir fuera de la ciudad para alejarnos de la contaminación sonora, la contaminación del aire y buscar la tranquilidad, sin embargo, ahora nos encontramos con una contaminación lumínica”, comenta.

Foto: Jorge Pezantes.

La instalación de los postes de luz se hizo a pedido de los vecinos del lugar para disuadir los casos de asaltos al paso. Para algunos esta iluminación aumentó la sensación de seguridad mientras que para Karin fue el inicio de una incomodidad perenne.

“Hay zonas (en mi casa) que van de oscuridad a luz y esos cambios de iluminación, si uno camina en la noche, perturban y me molesta tener que estar bajando la cabeza para no recibir la luz directa”, cuenta Ledesma.

“Si yo quisiera remediar un poco el impacto de la luz en mi casa tendría que tal vez utilizar estas cortinas Black Out, pero en verano eso es bastante problemático (…) Tener cortinas no funcionaria porque podría bloquear la luz pero no permitiría una buena ventilación de la habitación”, agrega.

Además, cuenta que no sería la única afectada. La fauna silvestre que habita esa zona, como aves y reptiles también estarían siendo afectados por este alumbrado público mal diseñado.

“Aquí viven huerequeques, lechuza de los arenales, lagartijas, quecos y una serie de insectos que conforman la fauna silvestre. Algunos de ellos son nativos de esta zona y esta luz artificial tan potente está impactando en las poblaciones y salud de estos organismos. Incluso en la noche a veces escucho cantar a alguna de las aves diurnas porque hay una iluminación bastante excesiva”, revela.

Al igual que las y los vecinos de La Molina, Ledesma señaló que tras intentar solicitar el retiro de los postes de luz o el cambio por otro tipo de fuente de iluminación tuvo que dar marcha atrás porque considera que es un proceso “muy burocrático”.

Laura* y la invasión de su espacio privado

Laura*, vecina del Callao, que pidió mantener su identidad en reserva. Foto: Jorge Pezantes.

Cada noche cuando regresaba del trabajo, Laura* subía a su terraza a observar por largas horas el cielo. Ese espacio se había convertido en su lugar seguro, un lugar de descanso en donde podía leer un libro o simplemente esperar a ver si alguna estrella se asomaba.

Para su mala suerte, hace unos años, su espacio preferido fue invadido por una luz cegadora generada por la luminaria de una área deportiva ubicada frente a su casa. En la entrevista realizada en abril de 2021, Laura* comentó que aquellos dos reflectores de luz azul, además de alumbrar directamente a su casa, permanecían encendidos hasta la medianoche en plena pandemia, cuando las restricciones eran mucho más estrictas.

“Es una luz intensa, agresiva e invasiva. Parece que estuvieran apuntando directamente así como en las películas, cuando vienen los helicópteros para encontrar a los delincuentes”, comenta Laura*, quien pidió mantener su identidad en reserva por temor a represalias de los usuarios de aquel espacio deportivo.

La joven de 31 años, reveló que esta exposición la afecta a nivel físico y emocional, y para evitar sentirse “invadida” por la luz, se ha visto obligada a “replegarse” hacia el interior de su vivienda.

“Tengo una especie de fotosensibilidad desde hace varios años y cuando salgo a la terraza o abro las ventanas me encuentro con esta cantidad de luces potentes que apuntan directamente hacia mí y tiendo a alejar la vista”, cuenta. “El otro tema que me afecta emocionalmente, porque antes solía estar en la terraza por largas horas (…) siento que han invadido mi espacio privado y me están quitando esa parte de mí que yo disfrutaba tanto. Siento que se han metido conmigo tanto a nivel físico y mental”, agrega la joven.

Foto tomada por Laura*, vecina que vive afectada por la iluminación excesiva de una cancha deportiva más la del alumbrado público  (Foto: SPDA)

Como si fuera poco, sumado a aquellos reflectores, existen otras dos fuentes de luz incómoda que afectan la tranquilidad de los vecinos: una red de alumbrado público mal diseñada, que ilumina las ventanas de los niveles superiores de las viviendas; y una red de faroles circulares cuya iluminación alumbra el cielo y no el camino de los peatones.

Laura* cuenta que en un inicio, el municipio instaló estas fuentes de luz a pedido de los vecinos para mejorar el tema de seguridad ciudadana ya que se habían registrado diversos robos en aquella la zona. Sin embargo, al cabo de los años se han dado cuenta que lo único que se ha logrado es que la delincuencia continúe y que se afecte la calidad de vida de los vecinos obligándose a convivir con la potencia de la luz artificial de noche.

“Hay algunos faroles que están ubicados a un metro de las ventanas de los vecinos y se nota claramente que en esas habitaciones la gente duerme, también hay vecinos que han tapado las ventanas. Imaginaría que es porque les molesta el exterior, porque la luz cuando se enciende ilumina hasta adentro y entonces sus sueños se perturban”, comenta.

Iluminación pública ubicada frente a ventanas de las casas de vecinos del Callao. Foto: Jorge Pezantes.

Si bien es cierto, una buena iluminación puede generar una mayor sensación de seguridad entre las y los vecinos, se debe tener en cuenta la forma cómo se ilumina. Por ello, la Ley de Prevención y Control de la Contaminación Lumínica, entre otras recomendaciones, propone que el diseño de los postes de alumbrado público incluya aspectos relativos a la inclinación y la dirección de las luminarias, así como sus respectivos parámetros de luminancia para no afectar la calidad de vida de las personas y biodiversidad. Además, señala que los focos y los postes de alumbrado público deberán diseñarse e instalarse de manera que se favorezca el ahorro energético y el uso adecuado de la energía.


* Nombre alternativo ya que la vecina del Callao pidió mantener su identidad en reserva por temor a represalias.

Impacto en la biodiversidad

Golondrinas de Mar, las aves que se pierden a causa de la contaminación lumínica

En el 2020, el Serfor atendió y rehabilitó a más de 100 golondrinas de la tempestad de collar, que se perdieron en las ciudades por el exceso de luces artificiales.

Al nacer, la golondrina de la tempestad de collar emprende un viaje de cientos de kilómetros para llegar al mar guiada por la luz natural de la noche e iniciar su vida en su hábitat natural, sin embargo, muchas veces este viaje es afectado por la excesiva iluminación de las ciudades lo cual pone en riesgo su vida.

A esta iluminación artificial mal regulada -capaz de afectar la integridad física, salud y la vida humana y silvestre- se le conoce como contaminación lumínica. En las ciudades costeras este exceso de brillo destruye la oscuridad natural del cielo y desorienta a estas pequeñas aves ocasionando que se pierdan en las ciudades, quedando expuestas a depredadores y a la muerte por inanición.

Pero la golondrina de mar no es la única afectada por la contaminación lumínica. Diversas especies de la fauna silvestre, como las tortugas de mar y miles de insectos se desorientan, sufren trastornos en su rutina y ello ocasiona que la cadena alimenticia, también llamada cadena trófica, se vea amenazada. Todos estos efectos a mediano y largo plazo terminará afectando el equilibrio de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad en el Perú y el mundo.

El ecólogo y especialista en investigación, educación en conservación, medio ambiente y desarrollo, Ernesto Ráez señala que la oscuridad es un factor muy importante para los seres vivos. Ya que de ella depende que estos puedan desarrollarse con normalidad.

“(La falta de oscuridad) ha afectado gravemente las rutinas de animales como aves e insectos que terminan saliendo de sus hábitats atraídos por las luces artificiales”, explica Ráez y hace un llamado a cuantificar el daño de este tipo de iluminación ya que estas cifras aportan a la generación de políticas públicas con enfoque sostenible, sobre todo en zonas cercanas a las grandes ciudades.

Desde esta vista satelital se puede observar que las ciudades costeras del Perú, principalmente Lima, presentan mayor concentración de contaminación lumínica. (Fuente: Light Pollution Map)

Cada vez más expuestos

El ecólogo explica que como la mayor parte de la población peruana es urbana, muchas ciudades costeras se han convertido en un foco importante de contaminación lumínica, sin contar otros tipos de contaminación que confluyen y perjudican en gran medida la salud humana y de la fauna silvestre.

“Esto (la contaminación lumínica) viene acompañada de la contaminación sonora, del aire, etc., generando así un impacto muy negativo en la salud humana y en el desarrollo de los animales que pueden vivir cerca de estos espacios”, asegura Ráez.

Pero, ¿cómo se mide este impacto en la biodiversidad? Carlos Zavalaga, director de la Unidad de Investigación de Ecosistemas Marinos de la Universidad Científica del Sur, explica que todos los elementos que conforman los ecosistemas funcionan como rompecabezas, en donde las diferentes piezas (elementos propios del ambiente y agentes externos) se interconectan y generan efectos directos e indirectos; positivos, neutros y negativos, que en la mayoría de los casos terminan afectando a los ejemplares más jóvenes.

En el caso específico de las aves, aquellas se enfrentan a grandes retos cuando salen de sus nidos porque tienen que atravesar las ciudades que cada vez se ubican más cerca a sus espacios de descanso o anidación. El especialista explica que solo hay algunos casos en donde estos ejemplares pueden acostumbrarse y sacar provecho de los recursos externos, como por ejemplo, alimentarse de los residuos sólidos de las ciudades; sin embargo, hay otros factores como el de las luces, que sí perjudica a animales como aves y tortugas marinas.

En ese sentido, Zavalaga apunta que no hay data que permita conocer el verdadero daño que se les hace a las especies y debido a ese vacío, hasta la fecha no hay cómo saber cuáles son las zonas más críticas dentro de los recorridos que realizan diversos ejemplares. Incluso, señala que existen formas de pesca que utilizan luces para iluminar el fondo marino y atraer a moluscos como los calamares.

Sobre el caso específico de las aves, Zavalaga explica que la contaminación lumínica sí impacta directamente en el desarrollo de la golondrina de mar, dentro de las cuales se encuentra la golondrina de la tempestad de collar. “Estas especies son afectadas notoriamente. Estas aves se ven perdidas o heridas y esto ocurre por la cantidad de luces que existen en las ciudades”, dice.

Golondrina de la tempestad de collar

Para la médico veterinario e investigadora principal del Proyecto Golondrina de la Tempestad de Collar, Yovana Murillo, el rápido y desordenado crecimiento demográfico de las ciudades viene impactando directamente en la “fauna urbana y migratoria” que se desarrolla en estos espacios.

En el caso de Lima, la especialista sostiene que al ser un departamento costero tiene el mar, islas y otro tipo de ambientes de reproducción y descanso que actualmente se ven afectados por otros tipos de contaminación como la ambiental, sonora y lumínica.

“Hemos visto que no se habla mucho de la contaminación lumínica y no hay una consideración dentro de las regulaciones ambientales. Nosotros, inclusive, aprendimos de esta problemática por los casos documentados de hallazgos de golondrinas de mar perdidas en la ciudad”, explica Murillo.

El Proyecto Golondrina de la Tempestad de Collar ha identificado las principales zonas de Lima Metropolitana y el país en los que se ha registrado mayor caída de estas aves. Puntos que coincidentemente están identificados como los puntos más brillantes de la ciudad según Light Pollution Map.

Por ejemplo, a nivel nacional se han identificado ciudades como Trujillo, Áncash, Ica, Arequipa, Moquegua y Tacna. Mientras que en la capital los cinco distritos con mayor registro son Jesús María, San Miguel, San Borja, Surco y San Isidro.

El mapa de calor de Lima señala que, entre el 2013 al 2015, se hallaron golondrinas de la tempestad de collar extraviadas en 32 distritos de Lima Metropolitana, siendo uno de los principales puntos el de Pueblo Libre. Fuente: Proyecto Golondrina de la Tempestad de Collar

Sin embargo, esto no solo sucede en Lima. Ciudades como Áncash, Moquegua y Tacna también han registrado la caída de estas especies. Fuente: Proyecto Golondrina de la Tempestad de Collar.

El impacto en las golondrinas de mar

El médico veterinario Luis Delgado, quien también lidera el Proyecto Golondrina de la Tempestad de Collar y es docente investigador de la Universidad Ricardo Palma, explica que en los casi ocho años que tiene el proyecto, se han llegado a rescatar hasta 300 aves por año (2019) principalmente durante los meses de junio y julio.

“Estas aves son pequeñas y esencialmente solo se acercan a la costa de noche para anidar o alimentar a sus crías. La razón principal por la que caen es por las luces artificiales que desorientan su recorrido, esto hace que ellas vuelen en círculos y caigan por agotamiento” explica.

De acuerdo con Delgado, se presume que esta especie anidaría a unos 70 kilómetros de la costa, en dirección hacia los Andes. “Usualmente estas aves se guían por la luz de las estrellas y la luna, pero con el crecimiento de las ciudades y la cantidad de luces artificiales, para ellas es difícil distinguir qué camino seguir. En todo este tiempo nos han llegado reportes desde Huaraz, Arequipa y Tacna”, explica.

En el documento “Vínculo entre la conservación ciudadana y la golondrina de la tempestad de collar”, elaborado por la veterinaria Murillo se señala que desde 1964 se tienen datos científicos sobre el impacto de las luces artificiales en la fauna marina. Datos recopilados por la autora muestran que solo entre el 2013 al 2015 se identificaron hallazgos de golondrinas de mar en 32 de los 43 distritos de Lima Metropolitana, siendo el 68% de hallazgos en el mes de mayo y el principal lugar de hallazgo fue en la vía pública.

Tanto Murillo como Delgado explican que se han identificado al menos cinco especies de golondrinas de la tempestad impactadas por la contaminación lumínica, ellas son: la golondrina de la tempestad de collar, la golondrina de Markham, la golondrina de mar chica, la golondrina de Wilson, y la golondrina de mar peruana.

Todas estas especies pertenecen a la familia de los hydrobatidae, que son aves marinas pequeñas que se distribuyen a lo largo de la zona costera y el mar en el ámbito de la corriente marina de Humboldt. Estas aves marinas se caracterizan por tener un orificio nasal en forma de tubo y patas palmeadas; pero por su plumaje y tamaño puede ser confundida con otras aves, como palomas, tórtolas y cuculíes.

Rescate y liberación

En el 2020 el Servicio Nacional Forestal de Fauna Silvestre (Serfor) liberó a través de la Administración Técnica Forestal de Fauna Silvestre (ATFFS) 106 ejemplares de golondrina de la tempestad de collar. La data recogida por estas entidades adscritas al Ministerio del Ambiente, da cuenta de que los mayores hallazgos se hacen en zonas urbanas, generalmente en techos y jardines. Asimismo, los lugares en donde se reportan más casos son en Villa El Salvador (12), Surco (11) y San Juan de Miraflores (11).

“Las acciones de recuperación y liberación están involucradas también las ATFFS de Ica, Arequipa y Moquegua-Tacna. Es necesario precisar que SERFOR ha capacitado a más de 30 personas en estas ciudades para que colaboren con la rehabilitación de las aves”, detalla la entidad.

Prueba de impermeabilidad de la golondrinas de mar antes de devolverlas a su hábitat. Foto: Proyecto Golondrina de la Tempestad del Collar.

En el caso de encontrarse con un ejemplar, se recomienda ayudarse con guantes o paños para colocar al ave en una caja de cartón con huecos de ventilación y una franela o toalla de base. No es necesario darles de comer porque estas aves tienen una dieta especial.

Vale indicar que el proceso de rehabilitación de las golondrinas de mar es muy corto y en un plazo de dos días, las aves son alimentadas e hidratadas, se sacan medidas físicas, muestras de plumas y de sangre. La etapa más importante es la prueba de impermeabilidad en la que las aves limpian sus plumas en una piscina.

Los hallazgos se pueden reportar a través del WhatsApp de Alerta SERFOR 947588269, al correo electrónico alerta@serfor.gob.pe o a la ATTFFS Lima por el WhatsApp 985549380.

Anuncio publicado por el Proyecto Golondrina de la Tempestad del Collar invitando a la ciudadanía a ser parte del rescate de estas aves. Fuente: Proyecto Golondrina de la Tempestad del Collar

Fuentes: