“Lima será otra vez una ‘ciudad jardín’ cuando deje de dar la espalda a sus valles y lomas”

Guillermo Gonzales, ingeniero forestal. Foto: SPDA

  • ¿Cuáles son los retos de las nuevas autoridades respecto a la gestión de las áreas verdes de la capital? Conversamos Guillermo Gonzales Scheggia, ingeniero forestal de la Universidad Nacional Agraria La Molina.

Por Jaime Tranca / jtranca@spda.org.pe

 

La capital peruana está de aniversario, la ciudad con más de diez millones de habitantes cumple 488 años y hace poco estrenó nuevas autoridades locales que tendrán que asumir un conjunto de retos que tienen como fin mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Entre los problemas que tendrán que afrontar los nuevos funcionarios públicos se encuentran los temas ambientales como la contaminación del aire, la gestión de residuos sólidos, la escasez de espacios para la movilidad sostenible y la falta de áreas verdes donde los ciudadanos puedan realizar actividades que ayuden a mejorar su salud física y mental.

Respecto a las áreas verdes de la ciudad surgen algunas preguntas: ¿cuáles son los errores comunes que cometen los funcionarios al gestionar estos espacios?, ¿qué importancia le dan los ciudadanos y autoridades a las áreas verdes?, ¿qué especies son ideales para la capital?, ¿qué deben priorizar los nuevos alcaldes y alcaldesas respecto a este tema?

Para responder a estas preguntas, conversamos con Guillermo Gonzales Scheggia, ingeniero forestal de la Universidad Agraria La Molina, especialista en gestión, manejo y diseño de áreas verdes, y con experiencia en gestión pública.

¿Qué importancia le dan los ciudadanos y las autoridades de Lima a las áreas verdes?

De parte de los ciudadanos, recién ha habido una revaloración de estos espacios a partir de la pandemia. Se han considerado a las áreas verdes como espacios públicos que van más allá de un aspecto estético, sino como un espacio para poder desarrollar capacidades físicas y mentales, y hasta para desarrollar actividades que tienen que ver con la economía. En ese aspecto, es positivo porque se le está brindando mayor importancia desde el punto de vista de la ciudadanía, identificando su beneficio directo, sobre todo en términos de salud.

De parte de la gestión pública, la importancia o las mejoras que han dado han sido gracias a la presión de los vecinos o de estos grupos cada vez más organizados. O sea, no ha habido una mejora por sí sola en el tema ambiental. Antes, como repito, las autoridades solo veían a las áreas verdes como un tema ornamental, pero eso está cambiando.

La OMS recomienda que por ciudad debe haber unos 9 m2 por habitante; sin embargo, Lima llega solo a 3. ¿Por qué crees que no hemos podido superar esa cifra hace ya varios años? 

Si sinceramos el dato, incluso es menos de 3 m2, ya que ese dato se basa en el catastro y la superficie destinada a área verde cuando no todas están instaladas, como en Villa El Salvador, por ejemplo, donde se señala que un espacio es área verde, pero no hay vegetación y no hay el componente para brindar el servicio.

Se está mejorando un poco el mantenimiento, han mejorado las capacidades técnicas para el mantenimiento, hay más profesionales en los municipios, pero todavía no hay una visión de aumentar la superficie verde para poder dar mayores condiciones de salud y de uso.

Hay un cuestionamiento sobre a qué se denomina área verde. Algunos piensan que se trata solo de césped o flores…

Exacto, hay una confusión entre la vegetación o el tipo de planta que es el césped y un espacio público que tiene funciones ambientales y recreativas, un espacio de desarrollo para los ciudadanos, pero con una connotación ambiental bien marcada. Eso está definido desde la misma Ley de Áreas Verdes (Ley 26664).

¿Cuál crees que es el principal error que cometen los alcaldes o funcionarios en general al momento de gestionar las áreas verdes?

Primero, creo que es la percepción que tienen de estos espacios, creen que no les da beneficios y que mantenerlos genera un gasto, y no lo ven con ese real potencial que tienen para mejorar la calidad de vida de los vecinos. Esa visión, un poco más simplista o llevada a un aspecto convencional de verlo solo como ornato, es el primer error de la gestión pública. Segundo, la informalidad que viene desde atrás y que apoya los aspectos de corrupción.

[Ver además►¿Cuáles son los problemas ambientales que deberá enfrentar el próximo alcalde de Lima?]

Foto: SPDA

Esos serían los errores en la percepción, ¿pero qué errores comenten cuando ya ejecutan acciones que tienen que ver con las áreas verdes?        

Hay una carencia todavía en instrumentos técnicos de gestión, instrumentos normativos, para poder trabajar de manera más eficiente. O sea, si bien han aumentado los profesionales, falta la especialización y la reestructuración en los municipios para que estos empiecen a trabajar con un componente ambiental. Ese es el cambio estructural que se está dando poco a poco en los municipios. Antes, por ejemplo, eran gerencias de servicios a la ciudad, ahora son gerencias de gestión ambiental.

¿Qué especies se deben priorizar en las áreas verdes?

Somos un país top en megadiversidad de flora y fauna, pero eso no se muestra en nuestras áreas verdes públicas porque casi el 90 % son especies introducidas, pero no quita que sean especies que se han adaptado muy bien y brindan también beneficios, como los eucaliptos o las tipas, que son los mejores adaptados o los más grandes.

¿Hay alguna especie que debería evitarse? Lo digo porque a veces se estigmatiza a especies como el eucalipto…

Ninguna planta es mala, solo hay que ver las características del lugar. Y acá lo primero que predomina es el tema del agua. Siempre se deben seleccionar plantas con bajo consumo de agua y dentro de ellas hay especies de eucaliptos que están acondicionados a la costa. Entonces, es un tema más de selección de especies. Lo que falta es el mantenimiento adecuado, desde la producción en vivero para que salga una planta de calidad hasta un mantenimiento que garantice los beneficios que brindan las áreas verdes.

En tu experiencia, ¿en Lima se trabaja bien en cuanto a la selección de las plantas según las zonas?

En la Municipalidad de Lima se desarrolló entre el 2012 y 2014, un programa de arborización donde se pudo ver diferentes especies que podían desarrollarse para zonas de lomas, para zonas netamente urbanas, para parques, avenidas, jirones, para laderas, para que cumplan mitigación de riesgos, entre otros. Ya hay una caracterización interesante, existe la data, lo que falta es su aplicación de manera técnica.

¿Qué falta para que los distritos trabajen con ese programa?

La última ordenanza emitida en el 2014 no ha sido reglamentada hasta la fecha. Entonces, existen todavía los vacíos técnicos, pero eso no exime a que los municipios, al ser autónomos en sus jurisdicciones, puedan elaborar sus instrumentos técnicos normativos para que puedan empezar a trabajar su arbolado y sus áreas verdes.

También se critica por qué los parques o las áreas verdes en general tienen especies que duran apenas algunos meses. ¿Por qué se insiste en esto?

Ver esos cambios constantes de flores y ciertos tipos de plantas va a un aspecto propio de esta tradición o visión estética, pero no de disfrute directo. Esos arreglos van ligados todavía a los parques con rejas u otros elementos que evitan el uso del espacio. Entonces, hoy en día, con una visión de sostenibilidad, se busca que las plantas no solo logren un objetivo estético, sino que también sean sostenibles, y va el tema del bajo consumo de agua, de que tengan un ciclo de vida más largo y que también tengan otros beneficios como la captación de la contaminación, disminución de la temperatura o promover la fauna urbana.

Foto: SPDA

Se suele relacionar este cambio frecuente de especies con la corrupción. ¿Cómo funciona ese sistema?

Lo que pasa es que ese tipo de jardinería de campo de flores de estación, que duran unos cuatro meses, generalmente son compras sobrevaloradas. Por ejemplo, si la producción en viveros está 50 céntimos, en la partida de compra la registran como si hubiese costado 5 soles. Recuerdo una obra del bypass de 28 de Julio, donde las margaritas costaban 10 dólares cuando estaban 5 soles. Entonces, hay una sobrevaloración en cantidades bastante exorbitantes de plantas. También se da en el caso de los metros cuadrados de césped que se colocan en zonas que no se van a regar, entonces se secan y las vuelven a cambiar.

En algunos distritos se han recortado áreas verdes o han intentado hacerlo. Ahora que empieza una nueva gestión de alcaldes y gobiernos regionales, ¿cuál sería la invocación a las nuevas autoridades en el caso de la conservación o promoción de áreas verdes?

Esas pérdidas de áreas verdes forman parte de una política, de una visión de ciudad. Los alcaldes deben trabajar en conjunto con los vecinos en los planes de desarrollo urbano. Ese instrumento es el básico que se tiene que desarrollar desde todas las gestiones para lograr una visión de ciudad. Se deben involucrar también a otras entidades para poder lograr esos objetivos que tienen como meta mejorar la calidad de vida de las personas.

Lima cumple un año más de fundación. ¿La capital es realmente una “ciudad jardín”?

Lima será otra vez una “ciudad jardín” cuando deje de dar la espalda a sus valles, a sus lomas, a todos los ecosistemas que conforman este mosaico para poder desarrollar este ambiente más saludable, más sostenible. Si seguimos cambiando de uso a los terrenos de estos espacios naturales, vamos a perder nuestra capacidad de ser una “ciudad jardín”.

 



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