- Informe del PNUMA plantea diez recomendaciones a los Estados para mejorar el aprovechamiento de la arena, el segundo recurso más utilizado, después del agua.
En todos los rincones del planeta, la arena es usada especialmente para la construcción. Cada año, según datos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se usan 50 mil millones de toneladas, cantidad que alcanzaría para construir un muro de 27 metros de ancho y 27 de alto alrededor de la Tierra.
Después del agua, la arena es el segundo recurso más utilizado y por ello –agrega PNUMA– debemos replantear su extracción y uso debido a que en algunos ecosistemas puede ocasionar impactos ambientales. Por ello, dicha entidad de la ONU presentó el informe “Arena y sostenibilidad: 10 recomendaciones estratégicas para evitar una crisis”, un documento que ofrece orientaciones de expertos de diversos países sobre el futuro de este tema.
“La extracción de arena en lugares en los que desempeña un papel activo, como en los ríos y en los ecosistemas costeros o marinos, puede provocar la erosión, la salinización de los acuíferos, la pérdida de protección contra las mareas de tempestad y el deterioro de la biodiversidad, lo que supone una amenaza para los distintos medios de subsistencia, entre ellos el abastecimiento de agua, la producción de alimentos, la pesca o la industria del turismo”, señala PNUMA.
De acuerdo a los autores del informe, la arena debe ser reconocida como un recurso estratégico, no solo como material para la construcción, sino también por sus múltiples funciones en el medio ambiente. Asimismo, indica que gobiernos, industrias y consumidores deben fijar un precio para la arena que reconozca su verdadero valor social y medioambiental.
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“El informe propone que se elabore una norma internacional sobre cómo se extrae la arena de los mares. Esto podría suponer mejoras drásticas, ya que la mayor parte del dragado marino se realiza mediante concursos públicos abiertos a empresas internacionales. Mientras tanto, el informe recomienda que se prohíba la extracción de arena de las playas debido a su importancia para la resistencia de la costa, el medio ambiente y la economía”, agrega la entidad de la ONU.
Pascal Peduzzi, director de GRID-Ginebra en el PNUMA y coordinador general del programa para este informe, afirma que “para lograr un desarrollo sostenible, tenemos que cambiar drásticamente nuestra forma de producir, construir y consumir productos, infraestructuras y servicios. Nuestros recursos de arena no son infinitos y tenemos que utilizarlos de forma inteligente. Si conseguimos controlar la forma de gestionar el material sólido más extraído del mundo, podremos evitar una crisis y avanzar hacia una economía circular”.
Arena y economía circular
Los autores del informe afirman que existen soluciones para avanzar hacia una economía circular de la arena, como la prohibición del vertido de residuos minerales y el fomento de la reutilización de la arena en los contratos públicos, entre las medidas políticas citadas. La roca triturada o el material de construcción y demolición reciclado, así como la “arena mineral” procedente de los residuos mineros, son algunas de las alternativas viables a la arena que también deberían incentivarse.
Asimismo, agregan que se necesita nuevas estructuras institucionales y jurídicas para que este recurso se gestione de forma más eficaz y se compartan y apliquen las mejores prácticas. El informe también recomienda que los recursos de arena deben ser cartografiados, controlados e informados. Mientras tanto, todas las partes interesadas deben participar en las decisiones relacionadas con la gestión de este recurso para permitir enfoques basados en el lugar y evitar soluciones de aplicación única.
Dato:
- El informe es consecuencia de una resolución sobre la gobernanza de los recursos minerales adoptada en la cuarta Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA), en la que se pedían medidas para la gestión sostenible de la arena. Este mandato fue confirmado en la UNEA-5 de 2022 en la nueva resolución titulada Aspectos medioambientales de la gestión de minerales y metales, adoptada por todos los Estados miembros.
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