- En el Perú, la pota representa la principal pesquería artesanal del país, pues brinda trabajo directo a más de 30 mil personas, entre pescadores y dueños de embarcaciones.
- La captura de esta especie se realiza con embarcaciones artesanales y con un arte de pesca selectivo que permite garantizar que la pota llegue en las mejores condiciones sanitarias a los mercados y a las plantas procesadoras.
Este fin de semana, pescadores artesanales de Ilo (Moquegua) denunciaron -a través de fotos y videos en redes sociales– que diez embarcaciones de mayor escala, conocidas como bolicheras, desembarcaron varias toneladas de pota en el puerto local.
El Ministerio de la Producción (Produce) designó una cuota global para pesca de la pota, donde estas grandes embarcaciones no son parte. Estas últimas utilizan como arte de pesca la red de cerco mecanizado, un método poco selectivo que genera captura incidental, aumenta el riesgo de capturar ejemplares juveniles, daña a otras especies y no cumple con el protocolo establecido para garantizar la calidad del producto, reduciendo el valor comercial al llegar a planta.
En la pesquería de pota se emplea un arte de pesca selectivo. Con este método, los pescadores artesanales pueden extraer el recurso uno a uno, devolviendo al mar las especies juveniles y capturando solo las tallas permitidas. Además, les permite limpiarla y almacenarla siguiendo una cadena de frío y garantizando las mejores condiciones sanitarias para su pesca.
“Utilizan un arte muy selectivo que se llama ‘muestra potera’, que consiste en una línea de mano atada a un cuerpo con coronas en las que queda aferrado el animal para poder pescarlo. La importancia de este método es su alta selectividad, pues permite capturar solamente la especie objetivo. Se clasifica como un arte de pesca específico”, señaló Carlos Olivares, especialista pesquero de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).
El día de la denuncia, el precio de la pota se encontraba notablemente bajo en el sur, lo que afectó los ingresos de los pescadores artesanales.
“Al juntarlas en una red de cerco, los animales empiezan a morderse entre ellos y, al lastimarse, la carne pierde valor, porque los productos elaborados para exportación deben tener buena presentación; esto tampoco asegura una muerte rápida del ejemplar. La calidad de un recurso hidrobiológico es mayor cuando más rápido sea su captura y muerte”, añadió Olivares respecto al impacto que tienen estas prácticas en la industria.
La mayor cantidad de pota capturada se destina a la exportación desde las plantas procesadoras a otros países. Las prácticas de pesca de las embarcaciones semindustriales que no tienen acceso legal a esta especie impactan negativamente a la sostenibilidad de la cadena productiva. El conflicto por la pota entre los pescadores de Ilo está escalando. El pescador Bruno Vieira, uno de los que registró las imágenes, señala que “no se puede permitir que se estén peleando entre hermanos pescadores y armadores por no poner orden”.
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