Juan Yarleque: guardián de los algarrobos y faiques del norte peruano

  • La siguiente crónica destaca cómo muchos peruanos protegen los bosques mientras lo aprovechan de manera sostenible.

jueves

25 de septiembre, 2025

Foto: Osinfor

 

“Estos arbolitos son semilleros, no los podemos cortar, porque tenemos que dejar que sigan produciendo y que sigan naciendo más arbolitos”, dice con mucha convicción Juan Yarleque Coveñas, un hombre de 78 años que camina pausadamente por su bosque, ayudándose con un palo que acaba de cortar con su machete. A lo largo del recorrido, va mostrando uno a uno sus algarrobos y faiques a los especialistas del Organismo de Supervisión Forestal y de Fauna Silvestre (OSINFOR), que han llegado a visitarlo al sector Sómate, en la calurosa Sullana, en Piura.

Mientras avanzamos entre el monte —como Juan lo llama—, notamos que algunos árboles están marcados con la palabra «SEM» de color amarillo, y también vemos tocones numerados. Al preguntarle por qué están señalados, nos responde: “El ingeniero regente que nos programa el aprovechamiento de los árboles nos dice: este lo vas a cortar, o este no. Y luego, en el tronquito que queda, marcamos el número para que, cuando vengan las supervisiones, puedan verificar que hemos cortado los arbolitos que indica el documento”.

Juan es un hombre sabio y plenamente consciente de que el aprovechamiento sostenible del algarrobo (Prosopis pallida) y del faique (Vachellia macracantha) también contribuye a la conservación del medio ambiente. “Yo no puedo cortar todos los árboles, porque ellos me dan vida y traen el aguacerito”, afirma.

Un hombre que respeta la ley

Las arrugas en su rostro y en sus manos revelan que Juan tiene mucha experiencia en la vida, y que de ella ha aprendido a ser un hombre que respeta las leyes y actúa con coherencia entre lo que predica y lo que hace. Por ello, conoce muy bien las obligaciones que tiene que cumplir como titular de un permiso para el aprovechamiento de los recursos forestales que crecen en su bosque.

“Antes que todo, hay que respetar las leyes. Hay que cortar los arbolitos de acuerdo a cómo están en el documento”, dice Juan, en referencia al plan de manejo forestal intermedio que presentó y fue aprobado por la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre (ATFFS) de Piura. Inmediatamente detalla: “Cuando los troncos miden de 30 centímetros para arriba, se corta. Pero si tienen menos, los dejamos que crezcan, para poder hacer otros proyectos más adelante”.

Para Juan, tampoco es menos importante el rol del especialista conocido como regente forestal, quien lo asesora técnicamente y que, en aras de la confianza, lo apoya con los trámites administrativos necesarios para que pueda aprovechar de manera sostenible los recursos naturales de su parcela y transportar legalmente la madera y el carbón que de ellos extrae.

“Para nosotros sacar la madera, el ingeniero viene, medimos los pies tablares, pagamos en el Banco de la Nación, nos dan el recibo y transportamos con una guía. Cuando la policía nos interviene en la carretera, demostramos que todo está en regla. Y cuando vamos al astillero, también le entregamos los papeles y nos quedamos con una copia”, explica. También nos cuenta que realiza este mismo proceso para vender y transportar el carbón, ya que sus clientes le piden los documentos para verificar que es un producto de origen legal y que no perjudica al medio ambiente.

Como reconocimiento a las prácticas sostenibles que ha implementado en su bosque y al cumplimiento de la ley forestal y de fauna silvestre, en abril de 2025 el Osinfor le entregó una constancia de cumplimiento de obligaciones. Este documento le servirá para acceder a descuentos en el pago de derechos de aprovechamiento y tener una buena reputación en el mercado.

[Ver además ►Conoce al algarrobo: el árbol emblemático de la costa norte peruana]

Foto: Osinfor

Gestión sostenible, oportunidad de desarrollo

A diferencia de la Amazonía, en Piura la ATFFS solo autoriza el aprovechamiento sostenible de los recursos forestales del bosque seco por un año. Por ello, Juan concluye un proyecto forestal, espera a que los árboles engrosen y aumenten en número, y luego solicita un nuevo permiso. Así, ha acumulado más de diez años gestionando sosteniblemente su bosque, aprovechando legalmente el algarrobo para transformarlo en carbón y el faique para venderlo a los astilleros de pesca, donde se utiliza en la reparación de botes y barcos.

Recién lleva cuatro proyectos, pero su trabajo responsable y legal le ha permitido educar a sus nueve hijos, construir su casita e invertir en su chacra. A pesar de su edad, para él se abren muchas oportunidades en los mercados donde la sostenibilidad de los recursos es bien valorada, porque su buen comportamiento también le permitió superar con éxito la última supervisión forestal, mantenerse libre de sanciones y conservar una buena reputación.

Cuando Juan inicia un proyecto, coloca un cartel en las afueras de su bosque que dice: “Aprovechamiento de árboles de tal fecha a tal fecha”. Y cuando su permiso vence, retira el cartel y, muy agradecido con su bosque y con la vida, se despide hasta la siguiente oportunidad.

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