“Zona Reservada de Ancón aún no se recupera del derrame de petróleo de Repsol”

Foto: Alonso López / SPDA

  • Nada que celebrar. Zona reservada cumple 12 años de creación, pero el fondo marino todavía tiene rastros significativos de hidrocarburos.

Por Nicole Gonzales / ngonzales@spda.org.pe

Con más de 25 tipos de aves, una diversidad florística de hierbas y un potencial turístico, la Zona Reservada de Ancón fue creada con la finalidad de conservar la diversidad biológica, cultural y paisajística de los ecosistemas marino-costeros, que forman parte del ecosistema asociado a la corriente del Perú (Humboldt).

Esta área nace el 28 de noviembre del 2011  y tiene una extensión de 10.4 mil hectáreas. Se ubica en los distritos de Ancón y Puente Piedra, provincia y departamento de Lima.

La zona comprende parte del Parque Ecológico Nacional Antonio Raimondi, con una superficie terrestre de 8259.44 hectáreas, que representa el 79 % del área total, mientras que el 21 % restante lo forma la Bahía de Ancón, con una superficie marina de 2193.01 ha.

Esta área también presenta un gran valor y potencial para la investigación científica que puede orientarse a la conservación de especies de flora y fauna silvestre.

En cuanto a biodiversidad, Carlos Segovia, guardaparque de la zona, menciona que el área cuenta con “un total de 25 especies de aves, entre gaviotas, zarcillos, pelícanos, pingüinos, cormoranes, guanayes. Además de lobos marinos, nutrias marinas, delfines y reptiles como la tortuga marina verde”.

Además, el lugar presenta una importancia florística en hierbas y arbustos, pues radican algunas especies amenazadas, entre ellas: Begonia octopetala, Carica candicans, Senecio smithianus, Weberbauerella raimondiana, Weberbauerella  brongniartioides, Palaua camanensis.

Segovia agrega que actualmente el área no presenta una categorización definitiva, ya que se encuentran en un período de investigaciones, las cuales podrían durar entre un año hasta cinco, dependiendo de los estudios que se requieran en el espacio.

Es importante categorizar un área protegida, porque hay mayor sustento para evaluar un proyecto de gran envergadura, como hacer un hotel o un muelle. Actualmente estamos en reuniones, en una etapa básica para ver la categorización del área, si es reserva nacional, parque nacional o belleza paisajística”, señaló el experto.

Foto: Alonso López / SPDA

Participación comunitaria

El buen estado de esta zona no es gratuito. Existe una relación de cooperación entre pescadores, vecinos, trabajadores locales y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp). Esta entidad coordina con ellos para temas relacionados a limpieza de playa, afectación a la fauna, turismo, pesca o alguna problemática dentro de la zona.

“Un pilar muy importante es la población local, porque ella incentiva a crear y preservar este espacio. La población está con sus embarcaciones, son los ojos del Sernanp por si hubiera algún daño en el ecosistema. Rápidamente nos avisan”, sostuvo Segovia.

Asimismo, para los pescadores de la zona cuidar el área es fundamental para su supervivencia y la de sus familias, ya que les otorga diferentes beneficios gracias a su diversidad biológica.

“Nosotros hacemos aprovechamiento del turismo responsable para hacer conocer un poco sobre las bondades e historia de Ancón. Es más, los científicos del IMARPE dijeron que existen 82 especies de peces invertebrados aquí. Imagínate tener uno de los mares más ricos, y con esa biodiversidad”, señala Mayumi Ramírez, pescador artesanal de Ancón.

Sernanp y los pescadores realizan múltiples actividades de sensibilización del área, como talleres y reuniones sobre la importancia de la reserva, limpieza de playas y todo tipo de acciones que contribuyan al cuidado de esta reserva.

Mayumi explica que Sernanp se ha convertido en su aliado principal. “Desde que ellos llegan a Ancón las cosas han cambiado, hemos sensibilizado más a las personas sobre todo para proteger la fauna marina y su biodiversidad”, precisa.

El área después del derrame

A pesar de los esfuerzos por proteger la zona, el derrame de petróleo del 15 de enero de 2022 afectó cerca del 86 % del área, dañando gravemente el ecosistema del lugar, y perjudicando las actividades productivas de los pobladores.

Durante los primeros días del derrame, Sernanp identificó un promedio de 59 especies muertas producto del desastre ambiental, en su gran mayoría aves.

“Cuando pasó lo del derrame del 15 de enero se dañó completamente el ecosistema. Llegó a tal punto que el pescador no podía sacar ningún recurso hidrobiológico y se paralizó un año hasta la actualidad. Ellos no podían aprovechar el ecosistema marino costero directamente”, explica el guardaparque de la zona.

Asimismo, Mayumi Ramírez comenta que antes del derrame abundaban especies marinas como lornas, chitas, corvinas, lenguados; y, en mariscos, caracoles, lapas, chanques, además del pulpo. Sin embargo, durante estos meses, tuvieron que subsistir gracias a la pesca del bonito de altura y actividades de turismo.

Según fuentes consultadas por Actualidad Ambiental, actualmente, “la Zona Reservada de Ancón está contaminada superficialmente a un 10 %. Sin embargo, el fondo marino aún presenta rastros significativos de hidrocarburo, los cuales pueden ser evidenciados cuando ocurren oleajes anómalos: el crudo sale a flote y luego vuelve a sumergirse”.

Según un informe de las Naciones Unidas, publicado en febrero del 2022, la recuperación del mar peruano tardaría entre seis a diez años. Sin embargo, los pescadores buscan que el Estado sea más transparente con este proceso.

“Ha muerto bastante fauna marina y esto es lamentable. Las leyes deben ser mucho más rígidas para quienes operan con hidrocarburos. Creo que los gobernantes deben pronunciarse y decirnos con claridad si nuestro mar está limpio o no, porque esto no puede volver a ocurrir”, añade Mayumi, pescador que en casi dos años ha sido unos de los rostros principales de los pescadores perjudicados por el derrame de Repsol.

 



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