¿Un país sin áreas naturales protegidas?
- Abrir todas las áreas naturales protegidas del Perú a la explotación de cualquier recurso renovable o no renovable es la propuesta que un congresista ha presentado bajo la forma de un proyecto de ley. Siendo esos lugares, por definición, protegidos de las actividades humanas, ese proyecto implica, simplemente, dejar al país sin parques nacionales y otras reservas equivalentes. Sería único en el mundo.
lunes
14 de julio, 2025

Parque Nacional Yaguas. Foto: Diego Pérez / SPDA
Escribe: Marc Dourojeanni[1]
El Proyecto de Ley 11822/2024-CR propone modificar nueve artículos esenciales de la Ley 26834, Ley de Áreas Naturales Protegidas[2]. Los cambios propuestos han sido cuidadosamente escogidos para anular los principios constitucionales, legales y especialmente técnicos de esa ley. En esencia, la propuesta retira la protección de las áreas naturales protegidas y las transforman en espacios susceptibles a prácticamente cualquier tipo de aprovechamiento o uso que los interesados quieran darles. Las categorías más afectadas son, precisamente, las biológicamente más famosas y valiosas, es decir las que son intangibles como los parques y los santuarios nacionales.
El pretexto, así como el título del proyecto establecen eso con calidad meridiana, dice: “garantiza el aprovechamiento de los recursos renovables y no renovables para generar el aumento del canon y sobre canon que sirvan para el cierre de brechas de infraestructura y sociales”. Aunque omite decir “en las áreas naturales protegidas” en realidad solamente “garantiza” la explotación de esas áreas tan especiales.
En efecto, cada uno de los nueve artículos que el proyecto de ley busca alterar contribuyen, abiertamente o entre líneas, a permitir que en las áreas naturales protegidas se permita explotar petróleo y gas, extraer minerales, sacar madera, deforestar para agricultura, cazar y pescar; también construir infraestructura de transporte, represas y centrales hidroeléctricas, atravesarlas con líneas de transporte de energía, etc. De aprobarse esa ley no existiría prácticamente nada prohibido en las áreas protegidas. Bastaría que un “proyecto para poner en valor recurso naturales renovables o no renovables haya sido declarado de necesidad publica e interés nacional por Decreto Supremo”, lo que permitirá “la explotación y el aprovechamiento sostenible de los mismos, así como la modificaciones y transformaciones del ambiente natural que sean estrictamente necesarias para el desarrollo de dicho proyecto”. En un país donde cada año se aprueban decenas de leyes que declaran algo de necesidad pública e interés nacional para destruir la naturaleza en las áreas protegidas no sería necesaria una ley. Bastaría hacerlo por decreto supremo… ¡Es el colmo!
El PL 11822/2024-CR viola descaradamente la letra y el espíritu del artículo 68 de la Constitución Política del Perú. Este dice “El Estado está obligado a promover la conservación de la diversidad biológica y de las áreas naturales protegidas”. Pero ese proyecto de ley no se limita a eso. Dificulta el proceso de establecimiento de nuevas áreas protegidas y en cambio facilita extremamente la reducción de tamaño y hasta la eliminación de las existentes por simple decreto supremo y no por ley, como es actualmente y da prerrogativas enormes en esas decisiones a los sectores que, precisamente, están interesados en explotarlos. Y, por si fuera poco, interfiere hasta en los planes maestros y en otros aspectos técnicos. La única garantía que ese proyecto ofrece es que el aprovechamiento “debe ser sostenible”; es decir, un obvio saludo a la bandera… ¿Cómo explotar minerales y petróleo o construir una carretera puede ser “sostenible”? No es difícil imaginar lo que va a ocurrir. En pocos años no quedará ningún rincón del país que no esté sometido a explotación directa de los recursos naturales.
La propuesta llega al extremo inédito de incorporar en su propio texto, como disposiciones complementarias finales, las declaratorias de necesidad pública e interés nacional de tres proyectos que afectarían directamente a varias de las más importantes áreas naturales protegidas de la Amazonía. Esto revela la participación directa de intereses internacionales y de sectores del propio poder ejecutivo, en especial el de Energía y Minas, pues algunos de sus miembros ya han manifestado esas intenciones.

Foto: Diego Pérez
¿Que el Perú tiene demasiada área protegida? Falso. A nivel mundial, el Perú está lejos de ser uno de los que más áreas naturales protege. Está, apenas, en el promedio. En efecto, 13 países protegen más del 40 % de su territorio, 33 países más del 30 % y 76 países, incluso el Perú, más del 20 %. Venezuela protege el 57 % y hay ocho países de la región que protegen más territorio que el Perú, incluidos sus vecinos Brasil, Bolivia, Ecuador y Chile. Todas las áreas naturales protegidas suman apenas un 18 % del territorio nacional y solo el 8.2 % es la porción intangible. Es decir, sobra tierra en el Perú para expandir la agricultura, explotar minerales, petróleo y gas, hay miles de cursos de agua aptos para generar energía hidroeléctrica fuera de las áreas protegidas. Nada pues, justifica, invadirlas y destruirlas.
¿Qué las áreas naturales protegidas obstaculizan el progreso regional? Falso. Esas áreas son fuente de desarrollo regional verdaderamente sostenible, como bien demostrado en Paracas y Machu Picchu, cuyos centros urbanos, empleos y futuro dependen exclusivamente de cuidar bien esos lugares. Y si otras áreas protegidas no han rendido tantos beneficios es apenas porque el Gobierno nunca hizo las inversiones que estas necesitan para generar renta regional, esta sí verdaderamente sostenible. Países grandes e importantes, como África del Sur, producen casi 10 % de su producto bruto interno (PBI) a partir del turismo receptivo esencialmente en sus áreas protegidas. En 2023, el turismo en las áreas naturales protegidas generó un valor agregado de 1.188 millones de soles. Ese año las actividades y proyectos en esas áreas ofrecieron casi 40 mil puestos de trabajo local. Pero tanto el aporte al PBI como la oferta de trabajo a partir de las áreas protegidas pueden ser mucho mayores si se invierte en ellas. En el escenario potencial, la contribución total al empleo podría ser en el corto plazo de unos 157 mil empleos[3].
¿Qué las áreas naturales no sirven para nada? Falso. De ellas depende mantener las opciones millonarias que están en la enorme diversidad genética que conservan para su aprovechamiento futuro, incluido medicinas salvadoras. Ellas fijan miles de millones de toneladas de carbono que de otro modo acelerarían el cambio climático y trastornarían más el régimen hidrológico y sus catastróficas consecuencias en forma de sequias e inundaciones mortíferas. La retención de carbono es una fuente cada vez más importante de renta para los que conservan o usan bien los bosques naturales. Hay 2.7 millones de peruanos cuya agua depende de áreas protegidas y el 61 % del agua turbinada en centrales hidroeléctricas sale de esas áreas[4]. El valor presente y futuro de esas áreas protegidas, si incluido en las cuentas nacionales, supera cualquier expectativa de lucro previsible destruyéndolas o degradándolas para sacar petróleo, gas u oro lo que, además de no ser renovable y perjudicial al ambiente, sólo engordará las bolsas de ricos y poderosos en su mayoría de otras partes del mundo.
Las más antiguas entre los millares de áreas naturales protegidas modernas del mundo ya tienen un siglo y medio de existencia. Las peruanas tienen 64 años de existencia. Aunque como es lógico, algunas sufren presiones, ninguna, jamás, fue recortada ni severamente afectada. Al contrario. Ese hecho ha permitido que el Perú sea uno de los países más respetados por su aporte a la conservación de la diversidad biológica.
Por eso, finalmente, las preguntas que los ciudadanos debe hacerse son: ¿Deseamos conservar algo de nuestro patrimonio natural renovable? ¿Importa o no mantener muestras de la flora, fauna y bellezas escénicas? ¿Pretendemos, realmente, enfrentar el cambio climático y la alteración del régimen hídrico? ¿Nos preocupa, sí o no, el futuro de nuestros hijos y del Perú? ¿No nos importa violar tratados y acuerdos internacionales y convertir al país un paria en el concierto mundial? ¿Los peruanos no tenemos vergüenza?
_______________________________________________________________________________
* La sección “Debate Abierto” es un espacio de Actualidad Ambiental donde diversos especialistas publican artículos o columnas de opinión. Las opiniones son enteramente responsabilidad de los y las columnistas.
_______________________________________________________________________________
Debe estar conectado para enviar un comentario.