Nigel Pitman: “Los bosques del Medio Putumayo-Algodón son de los más antiguos y mejor preservados de toda la Amazonía”

  • El ecólogo del Museo Field fue parte del inventario de uno de los lugares menos estudiados de la Amazonía peruana. El estudio aportó la base científica para la reciente creación del Área de Conservación Regional Medio Putumayo-Algodón en Loreto 

lunes

14 de julio, 2025

Fotos: Esteban Barrera y Diego Pérez

Por Sally Jabiel

 

Nigel Pitman ha recorrido la Amazonía durante décadas. Ha sido colector de plantas, ecólogo de campo y asesor en proyectos de conservación en Perú, Ecuador, Colombia y Brasil. Actualmente es ecólogo sénior del Museo Field de Historia Natural, en Chicago, y ha publicado más de 100 artículos científicos sobre ecología y conservación de bosques tropicales.

Aun con toda esa experiencia, en 2016, cuando Pitman y su equipo llegaron a los ríos Putumayo y Algodón, sabían que estaban entrando a uno de los territorios menos estudiados de la Amazonía. En apenas 21 días de expedición, identificaron más de 2000 especies de flora y fauna, incluidos peces jamás registrados por la ciencia. También encontraron rastros de un pasado intacto: bosques habitados por pueblos indígenas durante más de 5000 años, sin señales de alteraciones.

Ese inventario rápido fue uno de los primeros pasos para poner el Medio Putumayo-Algodón en el mapa de la conservación en Perú. Un paso que se concretó este año con el establecimiento del Área de Conservación Regional Putumayo-Algodón, que protege más de 283 mil hectáreas de bosques en el norte de Loreto, cerca a la frontera con Colombia.  

En esta entrevista, Pitman habla de los hallazgos del inventario, el papel de los pueblos indígenas en la conservación y la urgencia de proteger estos paisajes antes de que sea demasiado tarde.

¿Qué los llevó a hacer el inventario rápido del Medio Putumayo-Algodón? 

El Museo Field trabaja en la cuenca del Putumayo desde el año 2000. Hasta ahora hemos realizado nueve inventarios rápidos en la cuenca, desde el piedemonte andino-amazónico del Ecuador hasta la frontera trinacional de Colombia, Perú y Brasil. En todos estos casos, lo que nos llevó a hacer un inventario rápido fue la invitación de pueblos indígenas que buscaban formas de proteger los territorios de los cuales dependen para mantener una buena calidad de vida.

En Perú trabajamos mucho con el Instituto del Bien Común, que lleva décadas apoyando a los pueblos indígenas del Putumayo y, precisamente, fue a través de ellos que surgió la oportunidad de trabajar en el Medio Putumayo-Algodón.

¿Cómo fue el trabajo en el territorio? ¿Cómo lograron recolectar tanta información en tan poco tiempo?

Hace años, un geógrafo colombiano dijo algo que sigue siendo cierto sobre la cuenca del Putumayo: “Todo es inmenso en esa región, comenzando con nuestra ignorancia sobre ella”. Solo el río Algodón es inmenso, con casi 700 kilómetros de longitud. Cuando hicimos el inventario en 2016, el número de estudios previos se podía contar con los dedos de una mano. 

Felizmente nuestro equipo tiene mucha experiencia en levantar información de regiones amazónicas poco conocidas. La clave es armar un equipo experimentado y diverso, con una mezcla de expertos locales, nacionales e internacionales. Esa diversidad de perspectivas y talentos hace posible la recolección de tanta información en tan poco tiempo.

En la exploración encontraron por lo menos 21 especies nuevas para la ciencia. ¿Qué más hallaron allí que no esperaban?

Uno de los hallazgos más interesantes fue revelado años después del inventario, tras bastante análisis de laboratorio. Después de estudiar los árboles y los restos fósiles en tres sitios del río Algodón, descubrimos que el bosque fue habitado sin alteraciones durante los últimos 5000 años. Básicamente, demostramos que los bosques del Medio Putumayo-Algodón son de los más antiguos y mejor preservados de toda la Amazonía. Es una evidencia contundente a favor de un argumento que es fundamental para la conservación y el bienestar de la Amazonía: los pueblos indígenas saben cómo vivir del bosque sin destruirlo. Además, esta zona alberga una rica fauna silvestre, que incluye a especies en peligro de extinción o vulnerables, como los delfines rosados, armadillos gigantes de 1.5 metros de largo y monos choros.

Foto: Diego Pérez / SPDA

¿Qué papel jugaron los pueblos indígenas en este inventario?

El conocimiento y el compromiso de los pueblos indígenas fueron imprescindibles en todas las fases del inventario: desde la selección de campamentos y la elaboración de las trochas hasta la interpretación de los resultados. Y obviamente, el liderazgo de los pueblos indígenas en este proceso tiene un peso especial debido a la historia muy particular de la cuenca del Putumayo. Hace 100 años, las mafias caucheras intentaron arrancarles estos territorios para siempre y convertirlos en esclavos del mundo industrializado. El establecimiento del Área de Conservación Regional Medio Putumayo-Algodón y la consolidación de los territorios titulados representan una victoria de estos pueblos frente a esa historia cruel y una reivindicación de sus saberes, sus derechos y sus raíces profundas en el Putumayo.

Precisamente, este año se estableció el área de conservación regional. ¿Cuál es su importancia?

La cuenca del Putumayo es extraordinaria por su nivel de preservación. Antes del establecimiento del ACR Medio Putumayo-Algodón, el 60 % de la cuenca en Ecuador, Colombia, Perú y Brasil ya se encontraba dentro de áreas protegidas o territorios indígenas. La nueva área aumenta esa cifra por encima del 62 %. Es un modelo de conservación que demuestra cómo la acción colectiva de cuatro países puede crear un corredor megadiverso que se extiende más de 1000 kilómetros, desde los páramos altoandinos hasta el corazón de la selva baja amazónica. 

¿Qué aportan los inventarios rápidos a la conservación?

Los inventarios rápidos generan aportes utilitarios y otras un tanto más místicos. Ambos son importantes. Entre los primeros, está la información básica que estos inventarios recogen sobre el paisaje, la biodiversidad, la gente, las amenazas, entre otras. Ese tipo de información es la que el Estado necesita para tomar una decisión informada sobre el futuro de un área. 

Pero también hay una contribución más intangible, más mística. El hecho de reunir un grupo tan diverso de expertos enfocados al 100 % en un solo lugar durante tres semanas genera una energía única, que ayuda a estimular procesos de conservación locales, regionales y nacionales. Y traer del campo miles de fotos y videos ayuda a hacer “visibles”, por primera vez, estos lugares extraordinarios del Perú que muy pocos han tenido la suerte de conocer.

 

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