La COP30 se centra en los océanos, pero «olvida» el plástico, su mayor contaminante
- La conferencia mundial sobre cambio climático no incluirá directamente en sus plenarias el debate sobre las restricciones a la industria del plástico, material responsable del 3.4 % de las emisiones de carbono del mundo.
sábado
15 de noviembre, 2025

Brasil vierte cada año más de 1 millón de toneladas de residuos plásticos al mar. Foto: Fernando Frazão/Agência Brasil
Por Vinicius Konchinski*
La 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), ha dado una atención inédita a los océanos, responsables de la absorción del 30 % del carbono liberado en la atmósfera del planeta. Sin embargo, no abordará en sus eventos oficiales la principal causa de la contaminación de los mares mundo afuera: el plástico, cuya producción aún emite cerca del 3.4 % de los gases de efecto invernadero, según el estudio de la revista Nature.
El plástico hoy representa cerca del 85 % de toda la basura que llega a los océanos. Por lo menos diez millones de toneladas llegan al mar cada año, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). La previsión es que la cantidad de residuos triplique hasta el año 2040, comprometiendo los servicios de regulación climática que el ambiente marino desempeña actualmente.
Hasta el 2040, la producción de plástico podrá generar hasta 2.8 gigatoneladas de carbono al año, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En este caso, el 5 % de las emisiones mundiales de CO2 provendría de la industria del plástico, que pasaría a consumir el 20 % de la demanda global de petróleo– materia prima de origen fósil y no renovable.
Pese a esto, ninguna de las plenarias oficiales, ni siquiera las promovidas por Brasil durante el evento, llevará a cabo debates sobre la producción del material o su reducción. Esta ausencia ha generado frustración entre ambientalistas que comparten la visión de la conferencia sobre la importancia de los océanos para contener el cambio climático.
“La COP30 reconoció la relevancia de los océanos en el debate sobre el clima, pero perdió la oportunidad de debatir el principal factor de riesgo a la ‘salud’ de los mares”, criticó Iran Magno, estratega de campañas de la organización ambientalista Oceana.
Magno está en Belém (Brasil), asistiendo a la COP30. En entrevista a Repórter Brasil, celebra que el presidente Lula haya hecho un discurso sobre los océanos en una reunión de líderes mundiales que antecedió a la apertura de la conferencia. Además de celebrar la designación de la bióloga y profesora brasileña Marinez Scherer como enviada especial para los debates sobre los océanos, algo inédito en la historia de las COP.
Sin embargo, se queja que el debate en la COP se centra excesivamente en frenar el calentamiento global a través de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. De esta manera, otras cuestiones esenciales para la conservación del medio ambiente quedan al margen.
“De hecho, son pocos los eventos que debatirán sobre el plástico aquí”, señaló Marina Andrade, coordinadora de campañas de Oceana en Greenpeace Brasil, que también asiste a la COP30 en Belém. “Son muy pocos.”
Al margen de la programación de la ONU y de Brasil
La COP30 tiene distintos tipos de programación. Una de las principales es la ronda de negociaciones entre los representantes gubernamentales sobre el clima. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, su sigla en inglés) define el calendario de estos debates. En esta programación, hay grupos de debates sobre los océanos, economía circular, gestión de residuos e industria, pero ninguno que aborde el tema del plástico.
“La Presidencia de la COP30 afirma que el tema de los plásticos está abarcado de manera transversal en los debates sobre los océanos, gestión de residuos sólidos, economía circular y descarbonización de la industria”, expresa la organización del evento en una nota, minimizando la ausencia del tema.
La organización reconoce que la “producción, el consumo y el descarte de plástico son factores relevantes en las emisiones globales de gases de efecto invernadero y en la contaminación de los océanos”. No obstante, señala que la COP no tiene “mandato internacional” para pactar sobre la reducción del uso del material. El tema es objeto de un debate específico impulsado por la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
En agosto se llevó a cabo en Ginebra, Suiza una nueva ronda de negociaciones para debatir un Tratado Global sobre la Contaminación por Plásticos. No hubo acuerdo.
“El plástico forma parte de la agenda de manera indirecta. Pero no de forma explícita, porque ese no es el centro del debate, que es la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero”, señaló la directora del Departamento de Océanos Del Ministerio de Medio Ambiente (MMA), Ana Paula Prates. Además, dijo que el cronograma de los principales debates de la COP30, aquellos que se desarrollan entre gobiernos, no le corresponde a Brasil.
Según ella, Brasil únicamente definió la programación de los dos Pabellones Brasil de la COP30, mantenidos por el gobierno federal. Juntos, los dos pabellones albergarán 286 debates durante 12 días. Ninguno sobre el tema del plástico.
“Un consejo formado dentro de la Casa Civil quedó responsable de analizar todas las propuestas de temas que se debatirán en los Pabellones Brasil. Hubo más de mil solicitudes”, dice Prates, del MMA. “Habrá dos eventos sobre océanos, en los que presentaremos nuestras políticas públicas para este ámbito, entre ellas la Estrategia Nacional para un Océano Sin Plástico”.
La misma estrategia será tema de un evento que se llevará a cabo en Belén durante la COP30, pero al margen de la programación oficial del evento.
“El gobierno ha hecho esfuerzos reales para que los océanos sean parte de los debates sobre el clima, pero efectivamente hay una falla a la hora de incluir el tema del plástico”, evalúa Ítalo Braga, profesor del Instituto del Mar de la Universidad Federal de São Paulo (IMar-Unifesp). “El debate climático termina opacando otras agendas, pero no tendría por qué ser así”, añade.
Voluntad en la COP, pero resistencia al tratado
Octavo mayor productor de basura plástica del mundo, Brasil vierte anualmente cerca de 1,3 millones de toneladas de esos residuos en el mar, lo que representa el 8% del volumen global.
El gobierno brasileño ha mantenido una postura ambigua en las negociaciones del tratado sobre la contaminación plástica. El lobby de las industrias petrolera y química, contrarias a cualquier imposición de límite a la producción de plástico, es señalado por las organizaciones ambientalistas como una de las principales razones de la falta de firmeza del país en este debate.
“La actuación de la delegación brasileña en Ginebra dejó mucho que desear al no unirse al grupo de más de 100 países que defendieron propuestas avanzadas para frenar la hecatombe plástica”, criticó la Coalizão Vida Sem Plástico, una red brasileña de organizaciones de la sociedad civil que luchan contra la contaminación plástica en los océanos, en una nota divulgada inmediatamente después de la ronda de negociaciones de Ginebra. “La sociedad civil y la comunidad internacional esperaban mucho más del país anfitrión de la COP30.
Celebrada entre el 5 y el 15 de agosto, esta fue la sexta ronda de negociaciones para un tratado vinculante que ponga fin a lo que hoy se considera la segunda mayor amenaza ambiental del planeta, después de la crisis climática. Aún no se sabe si y cuándo se realizará una séptima reunión.
Iniciado en 2022, por iniciativa de la ONU, el debate ha dividido a los países en dos grandes bloques contrarios. De un lado, más de 100 países defienden la eliminación de productos plásticos de uso único— los “desechables”— y de determinadas sustancias químicas nocivas usadas en su fabricación.
Por el otro lado, están los países productores de petróleo, que se oponen a cualquier restricción sobre la fabricación y plantean como alternativa modificar el diseño de los productos y adecuar los procesos de recolección, tratamiento y reciclaje.
A lo largo de los debates, el gobierno brasileño envió señales contradictorias: en algunos momentos demostró apoyo a la limitación de la producción, en otros estuvo resistente al tema alegando que es necesario un mecanismo de financiamiento para la transición en los países en desarrollo.
El Ejecutivo argumenta que frenar la fabricación de desechables puede generar pérdidas de empleo en la industria y una reducción de ingresos para las personas que recolectan residuos y materiales reciclables, con impactos directos en las economías de esos países. Las organizaciones de la sociedad civil, sin embargo, señalan que esta postura del gobierno responde al fuerte lobby ejercido por el sector industrial
Para Ademilson Zamboni, oceanógrafo y director de Oceana en Brasil, ese lobby también habría influido para que la COP30 dejara al margen los debates específicos sobre el plástico. “La industria química sin duda está detrás de eso”, afirma.
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