Foto: Andina / Serfor

  • Quirquinchos, plumas de ñandú o cuernos de taruca, suelen ser exhibidos en esta fiesta religiosa. Un especialista del Serfor nos explica los daños que experimentan estos animales y el efecto en el ecosistema. 

 

Este año la feria ancestral de las Alasitas, que une las creencias del mundo aymara y el catolicismo, se viene desarrollando desde el 29 de abril hasta el domingo 7 de mayo en el departamento de Puno. La expresión religiosa de raíces prehispánicas fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación en el 2016 al ser considerada una manifestación que se adaptó a las circunstancias históricas y las propias necesidades de la comunidad, llegando a ser uno de los rasgos característicos de la identidad cultural del pueblo puneño. 

La feria del altiplano andino, que se desarrolla a 3800 metros sobre el nivel del mar, consiste en la venta de figurillas en miniatura de casas, dinero, autos, electrodomésticos, entre otros, los cuales deben ser sahumados y luego bendecidos ante la imagen de la Cruz de Bellavista para que las personas puedan hacer realidad sus sueños y anhelos. 

El personaje central de la feria es el Ekeko, una estatua de un hombre que lleva consigo toda clase de alimentos y símbolos de la abundancia. El día principal es hoy, 3 de mayo, donde el Ekeko será llevado en procesión al Señor de la Cruz del barrio Bellavista de Puno.

Asimismo, la feria es una oportunidad para la venta de artesanía, comida típica -como caja china, cordero al palo, entre otros-, además de la preparación de café de productores de la región. 

Esta expresión de fe incluye, sin embargo, el uso y comercio ilegal de animales silvestres. Son varios los operativos del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) donde se decomisan quirquinchos (Chaetophractus nationi), ñandú (Rhea pennata), tarucas (Hippocamelus antisensis), cóndores andinos (Vultur gryphus), entre otros. 

Los animales suelen ser extraídos de su hábitat natural y transportados en pésimas condiciones para ser exhibidos en la feria. Por ende, muchos de ellos mueren al ser sometidos a situaciones de estrés, y en su intento por escapar pueden ser maltratados. 

Según la categorización de especies amenazadas de fauna silvestre, el ñandú -el ave terrestre más grande del Perú- está categorizado como “En Peligro Crítico (CR)”, mientras que el quirquincho figura como “En Peligro (EN)”. Sin embargo, este último animal es sacrificado para confeccionar charangos, matracas o son utilizados en diversos rituales.

Para conocer más sobre los quirquinchos, nos contactamos con Grover Idme Hañari, biólogo y administrador técnico de la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre (ATFFS), del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) de Puno, quien señaló que la importancia biológica del quirquincho radica en que ayudan a oxigenar el suelo, haciéndolo más productivo. 

«Es un animal nocturno que construye túneles y madrigueras. Se les considera también un controlador biológico ya que se alimentan de insectos o larvas que están dentro del suelo. Asimismo, sus heces funcionan como abono orgánico para el ecosistema», explica el especialista.

Este año, la ATTFS Puno desarrolló una serie de campañas educativas sobre el tráfico de fauna silvestre dirigidas a las autoridades que fomentan la feria de las Alasitas, así como para asociaciones de comerciantes y artesanos peruanos y bolivianos que también tienen una participación importante en esta feria religiosa. 

«A raíz de estas capacitaciones nos dimos cuenta de que muchas personas desconocen la normativa respecto a la conservación de fauna silvestre. Algunos creen que la prohibición solo incluye animales vivos. Nosotros les dimos alternativas, como por ejemplo, el uso de artesanía que simulen al quirquincho», indica Idme.  

Aunque no existe un censo oficial de la población de quirquinchos, el especialista de Serfor señala que ha podido observar una disminución significativa del comercio ilegal de esta especie en la feria de las Alasitas desde 2010. 

«Sin embargo, todavía hay algunos comerciantes que llevan plumas de suri, colas de zorro u otras partes de animales. Esperamos que este año y los próximos el comercio ilegal de fauna silvestre siga disminuyendo en la feria de las Alasitas y otras ferias costumbristas del Perú”, concluye