Conoce a la taruca: el venado andino amenazado por la caza furtiva

  • Entre montañas y pastizales, este habitante de los Andes, enfrenta una preocupante disminución de su especie debido a la caza furtiva y la pérdida de su hábitat.

miércoles

7 de mayo, 2025

Foto: Jorge Valenzuela / Far South Exp

En las zonas altas de los Andes, entre los 1800 y 5 mil metros sobre el nivel del mar, se encuentra la taruca (Hippocamelus antisensis), también llamada taruka, venado andino, o huemul del norte. Este mamífero, perteneciente al grupo de los cérvidos, habita en regiones andinas de Perú, Bolivia, Chile y Argentina. En este último país, fue declarada Monumento Natural Nacional en 1996, en reconocimiento a su valor ecológico y cultural.

De naturaleza ágil y esquiva, esta especie resulta clave para el equilibrio ecológico de su entorno. Al defecar en lugares específicos, ayuda a redistribuir nutrientes y enriquecer los suelos. Sin embargo, actualmente lucha por sobrevivir ante las crecientes amenazas como la cacería y el tráfico ilegal. 

Características principales

La taruca es de tamaño mediano, con una medida de entre 1.40 y 1.65 metros de largo, desde la cabeza hasta la cola, y alcanza una altura de entre 77 y 90 centímetros hasta el hombro, como detalla una publicación de World Wildlife Fund (WWF). Su peso varía entre los 45 y 65 kilogramos, siendo las hembras, por lo general, más pequeñas que los machos.

Su pelaje es grisáceo lo que le permite fundirse entre las montañas, su frente negra con forma de «Y» y detrás de la nariz su pelaje es de color blanco. Su cabeza es pequeña y alargada y sus orejas tienen una longitud de hasta 16 centímetros. 

Los machos adultos portan astas bifurcadas en forma de “V” que pueden medir entre 20 y 35 cm. Estas astas empiezan a crecer a partir del primer año de adultez. Asimismo, sus patas cortas y robustas son ideales para trepar cerros y desplazarse con agilidad en terrenos pedregosos. 

Foto: Jose Luis Liveros

Comportamiento y reproducción

Las tarucas acostumbran moverse por encima del límite de los bosques, en laderas andinas con formaciones rocosas y acantilados, rodeados de pastizales y con acceso cercano a fuentes de agua, como quebradas, lagunas o pantanos. En el Perú, se ha registrado su presencia en áreas naturales protegidas altoandinas, como la Reserva Paisajística Subcuenca del Cotahuasi y la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas, según información del Sernanp.

Estos animales se desplazan en grupos reducidos, usualmente encabezados por hembras. Estas agrupaciones suelen contar con entre 3 y 14 ejemplares, aunque en algunos casos se han observado grupos de hasta 30 individuos. Además, no suelen tener contacto con humanos.

Respecto a su reproducción, el Sistema de Información de Biodiversidad de la Administración de Parques Nacionales de Argentina señala que esta especie tiene un ciclo marcado por las estaciones. El periodo de celo ocurre entre junio y agosto, durante la temporada seca, y la gestación dura alrededor de 240 días. Generalmente, las hembras dan a luz una sola cría al final de la época de lluvias, entre febrero y marzo. Tras el nacimiento, los cervatillos permanecen ocultos durante sus primeros días para protegerlos de depredadores y cazadores. A diferencia de otros ciervos, las crías nacen con un pelaje de color uniforme. 

Amenaza

Esta especie ha sido mermada por los cazadores furtivos, quienes matan ejemplares indiscriminadamente para comercializar su carne y cuero. Como indica el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), muchas veces estos cazadores encuentran a sus crías, después de matar a sus padres, y deciden conservarlas como una mascota o criarlas hasta que alcanzan una edad, tamaño y peso para que puedan ser comercializadas.

Además de la caza, esta especie enfrenta otras amenazas como la pérdida de su hábitat, los perjuicios causados en la agricultura y la competencia por alimento con rumiantes domésticos.

Debido a la presión sobre sus poblaciones naturales, la taruca ha sido catalogada como especie vulnerable (VU), según al Lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esta categoría indica que el comercio internacional de especímenes de fauna silvestre ha provocado la reducción poblacional de esta especie hasta niveles críticos cercanos a la extinción. Asimismo, al figurar en el Apéndice I del listado de CITES, su comercio internacional está prohibido, salvo en casos excepcionales y bajo estrictas regulaciones.

Cría de taruca rescatada por Serfor a orillas del río Cunas, Junín. Foto: Serfor

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