Alertan sobre contaminación e intoxicación crónica en La Oroya y Cerro de Pasco

Foto: Red Muqui

* Informe detalla que niños de ambas ciudades sufren contaminación por metales como plomo, arsénico, cadmio y mercurio a través del aire y el consumo de agua.

 

En conferencia de prensa, la Red Muqui presentó un informe que alerta sobre la contaminación en Cerro de Pasco y La Oroya, así como la situación de pasivos ambientales de San Mateo (Huarochirí), donde existen relaves mineros que podrían caer al río Rímac.

Según la organización, en Cerro de Pasco y La Oroya “existe un elevado riesgo de exposición e intoxicación crónica en seres humanos”, principalmente por metales como plomo, arsénico, mercurio y cadmio, que son absorbidos por la población a través del aire o consumo de agua.

El informe detalla que se realizó el dosaje a 24 niños de ambas ciudades, a través de cabello, sangre y orina, y todos superaron el mejor estándar de medición para arsénico en la sangre. Es decir, todos superan el nivel máximo permitido.

“En el caso de la orina, en 8 de los 9 niños de La Oroya y 10 de los 15 niños de Cerro de Pasco superaron el estándar de medición para arsénico de acuerdo con el Ministerio de Salud (MINSA). Los niños presentaron de forma predominante niveles elevados de las especies de arsénico más peligrosas, es decir las inorgánicas. Por eso los hijos de Silvia Aguilar no crecen, sienten molestias continuas en el estómago, les pica los ojos, no se concentran, como ella cuenta”, indica el documento.

En el caso del plomo en la sangre, los “15 niños de Cerro de Pasco y 3 de los 9 niños de La Oroya superaron el estándar del MINSA”, mientras que en el de orina, “6 de los 9 niños de La Oroya y 12 de los 15 niños de Cerro de Pasco superaron el mejor estándar de medición para plomo”.

Rosa Amaro, del Movimiento por la Salud de La Oroya, afirmó que el informe presentado por Red Muqui confirma lo que la población afectada viene reclamando por años al Estado. “Estamos cansados de exigir que se nos atienda prioritariamente, ¿cómo es posible que no existan especialistas en salud en La Oroya y que sigamos en la misma situación?”, aseveró.

Al respecto, Fernando Osores de la Red Muqui manifestó que existe poca o nula información en el Estado respecto a las evaluaciones médicas por intoxicación con metales. “Como si se tratase de ocultación sistemática sobre la salud de las personas”, resaltó.

En conferencia de prensa, Silvia Aguilar contó que vive con sus dos hijos de 3 y 5 años en Simón Bolívar, la comunidad más afectada por la contaminación en Cerro de Pasco. “El gobierno nos ha dicho que pronto habrá una clínica de desintoxicación y que se atenderá a nuestros niños, pero la clínica se va construir aun en el 2020”, afirmó. Foto: Red Muqui

Caso Tamboraque

El informe también alerta que no solo el relave Tamboraque -contiene aproximadamente 6900 m3 de relaves- pone en riesgo el río Rímac y la ciudad de Lima, sino también ocho pasivos ambientales que ponen en riesgo la capital como el relave Chinchán (Coricancha); el exdepósito de Mayoc, de la Minera Lisandro Proaño S.A.; la mina Los Quenuales (Casapalca), que cuenta con un pasivo ecológico de más de un siglo de operación; el depósito de relaves Chinchan (Los Quenuales), que actualmente está activo y se encuentra a 110 km al norte de la planta concentradora; el depósito de relaves Tablachaca, ubicado al margen derecho del río Rímac (contiene unos tres millones de toneladas métricas de relaves producidos por la planta concentradora de Casapalca).

También se encuentra el depósito de relaves Antuquito, que contiene unas 600 mil toneladas métricas de relaves producidos por la planta concentradora de Casapalca, ubicado al margen izquierdo del río Rímac; el depósito de relaves Casapalca, que tiene 1.7 millones de toneladas métricas de relaves producidos por la planta concentradora de Casapalca; el depósito de relaves Yauliliaco antiguo, que contiene 3.3 millones de toneladas métricas de relaves producidos por la planta concentradora de Casapalca; y el depósito de relaves Bellavista, con una extensión aproximada de 3.8 hectáreas y unos 1.2 millones de toneladas métricas de relaves.

Este último, durante décadas presentó erosión eólica con producción de polvo, además de lavado de talud del depósito de relaves en época de lluvias, los cuales contaminan el río Rímac y poblaciones aledañas.

 

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