Pueblo indígena ese eja despide a Agustín Mishaja, guardián de la selva del Candamo
- En el cementerio de la comunidad nativa Infierno, decenas de personas acudieron al sepelio de uno de los personajes que, con su sabiduría, mostró al mundo la riqueza de la Amazonía.
martes
3 de junio, 2025

Imagen: composición Actualidad Ambiental
Por Wuilmar Briceño / wbriceno@spda.org.pe
La tarde del lunes fue enterrado el cuerpo de Agustín Mishaja Shajaó, líder indígena del pueblo ese eja y uno de los protagonistas del documental Candamo, la última selva sin hombres, dirigido por Daniel Winitzky. Familiares, amistades y personas que aprendieron a valorar la Amazonía peruana gracias a su testimonio se reunieron en la comunidad nativa Infierno (Madre de Dios), donde el sabio indígena vivió toda su vida.
Aproximadamente, a las 6 de la mañana del domingo, a los 78 años, Mishaja falleció como consecuencia de una infección causada por leptospirosis, contraída en su comunidad. La noticia conmocionó a Puerto Maldonado. Días antes, su familia acudió a los medios de comunicación para solicitar su traslado a un hospital con mayor capacidad de atención: llevaba dos semanas internado en el Hospital Santa Rosa sin mostrar mejoría.
Tras su fallecimiento, el cuerpo fue retirado de la morgue del nosocomio y trasladado a la comunidad nativa Infierno. Allí, se realizó el velorio y posteriormente el sepelio. Durante el entierro, los familiares colocaron sobre el ataúd una fotografía de Agustín, la portada del documental que lo inmortalizó y la medalla que lo reconocía como vecino ilustre, distinción otorgada en enero de 2024 por la Municipalidad Provincial de Tambopata, al cumplirse 25 años del estreno del filme.
La participación de Mishaja en esta producción audiovisual no solo visibilizó los saberes del pueblo ese eja, sino también fortaleció el respaldo a la conservación del territorio. El impacto del documental fue clave para sensibilizar a la ciudadanía y a las autoridades sobre la urgencia de proteger la zona del Candamo, lo que contribuyó a su recategorización como parte del Parque Nacional Bahuaja Sonene.
Entre los asistentes al sepelio también estuvo presente ‘Melo’, quien, junto a ‘Mañuco’ y ‘Mishaja’, recorrió los paisajes profundos del Candamo en aquella travesía registrada por Daniel Winitzky en el documental.

‘Melo’, el más joven del trío que viajó al Candamo, despidió al sabio indígena. Foto: Fernando Durand / Fenamad
Rinden homenaje a Mishaja
A pedido de la familia de ‘Agucho’, como era llamado con cariño en Infierno, el colectivo Generación Verde proyectó el documental que difundió los conocimientos ancestrales del pueblo ese eja y la riqueza biológica de Madre de Dios. La proyección se realizó la tarde del domingo en la misma comunidad, en un ambiente cargado de emoción y memoria.
Radio Madre de Dios también se sumó al homenaje con una transmisión en vivo desde la comunidad, en la que los deudos compartieron recuerdos y anécdotas. Eddy Mishaja, uno de sus cuatro hijos, rememoró los relatos que su padre le contaba desde niño. “Con su papá viajaban por las cabeceras de los ríos. Se alimentaban de maquisapa o huevos de taricaya. Cuando salíamos a pescar o cazar, él estaba muy concentrado, sabía olfatear, mirar a dónde ir. Era un conocedor de esos sitios”, expresó.
Respecto al legado de su padre, Eddy aseguró que “se han reconocido bastantes cosas dentro de Madre de Dios. Yo me siento orgulloso de todo, de mi comunidad, de la etnia ese eja, de las enseñanzas que me dejó mi padre”.

Eddy Mishaja expresó sentirse orgulloso de las enseñanzas de su padre. Foto: Fernando Durand / Fenamad
Diversas organizaciones indígenas, como la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) y la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad), expresaron sus condolencias. Una comitiva de esta última participó del sepelio, así como representantes de la Dirección Desconcentrada de Cultura.
Dificultades en el Hospital Santa Rosa
Eddy Mishaja también relató el difícil proceso que atravesaron durante la hospitalización de su padre. Agustín fue internado el 16 de mayo, tras presentar complicaciones severas. La enfermedad comprometió su hígado, pulmones, riñones y cerebro. La falta de medicamentos adecuados en el Hospital Santa Rosa agravó su situación: muchos insumos debieron ser enviados desde Lima, con costos muy elevados. Incluso, pasó dos días en la unidad de cuidados intensivos.
Esta experiencia evidenció una realidad que muchas familias en Madre de Dios enfrentan: las limitaciones del sistema de salud pública regional. “Merecemos un hospital como el que tienen otras ciudades, no estar siempre refiriendo a los pacientes. Somos un departamento grande. Tenemos autoridades que pueden y deben hacerlo”, reclamó Eddy Mishaja.
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