[Opinión] COP22 de Marruecos y Mr. Trump / ¿Se viene el cuco?

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Por Jorge Caillaux Zazzali / Presidente de la Sociedad Peruana de la SPDA

 

No hay duda que la COP22 (7-18 Nov) de Marruecos ha sido un éxito según los participantes de todos los sectores y a pesar de la sombra negativa proyectada por los mensajes anticlimáticos del conspicuo presidente electo Donald Trump, quien promete una retirada norteamericana del Acuerdo de París, ratificado ya por 112 Estados. ¿Podrá Trump revertir los ambiciosos compromisos de la diplomacia USA y afectar así fuertemente esta cruzada global para estabilizar el calentamiento de la temperatura media mundial a no más 1,5/2,0 grados Celsius?  

Mi opinión es que Trump hará mucho ruido en el ámbito internacional pero finalmente cederá ante la realidad de una economía climática in crescendo y ante la contundencia de las predicciones científicas reflejadas en graves pérdidas materiales y humanas derivadas del cambio climático que comprobamos día a día en todo el planeta (p.e. incendios forestales en Perú). Es muy probable que Trump dispare varios misiles contra los planes de acción por el clima y que intente neutralizar un proceso que parece imparable: no sólo los Estados, sino las empresas, las ciudades, los gobiernos locales y miles de millones de ciudadanos han expresado sus compromisos climáticos basados en las oportunidades que ofrece el desarrollo sostenible versus los riesgos de no hacer nada. En la Proclamación de Acción de Marruecos los países desarrollados reafirmaron su compromiso de movilizar USD 100 mil millones y en el marco de la Iniciativa Objetivos Basados en la Ciencia más de 200 empresas que representan un valor de mercado de USD $4.8 trillones se han autoimpuesto compromisos de reducción de emisiones para el 2025 y 2030 como es el caso de Wal-Mart, Dell, Diageo, Mars Inc., Sony, entre otras transnacionales como el caso de Unilever que sus fuentes de energía serán 100% de recursos renovables el 2030.

En Marruecos se lanzó también la Alianza para las CDN, una coalición de países en desarrollo y desarrollados y de instituciones internacionales que trabajan juntos para asegurar el apoyo técnico y financiero que necesitan los países para alcanzar sus objetivos de desarrollo sostenible relacionados con el clima. En este escenario de promesas y ambiciones los “Tres Amigos” Canadá, EE.UU. y México reafirmaron sus estrategias de reducción de GEI al 2050 (los dos primeros al 80%  según los niveles al 2005 y México al 50%  según sus niveles al año 2000). Seguro que el cuco Trump pateará el tablero de este compromiso pero no podrá detener  la ola global hacia una nueva economía menos carbonizada que además de significar un gran negocio para el mundo es condición de un futuro sostenible.

Si a nivel internacional la postura de Trump será obstruccionista relajando los compromisos asumidos por los EEUU y amenazando con salir del Acuerdo de Paris del 2015, a nivel interno es evidente que adoptará políticas revisionistas comenzando por la Agencia para la Protección del Ambiente (la EPA). El nombramiento de Scott Pruitt, fiscal de Oklahoma, como nuevo director de la EPA y conocido por contradecir en los tribunales las normas aprobadas por el Presidente Barak Obama para reducir el consumo de combustibles fósiles, es clara señal de que Trump hará lo imposible por apoyar y fomentar las industrias del petróleo y el carbón. En una nota del Diario El País se da cuenta que Oklahoma “junto con otros 27 Estados [alentados por] Pruitt demandó ante la justicia la Ley de Aire Limpio que sirve de eje a las regulaciones de Obama contra el cambio climático y este mismo año inició una demanda similar contra las medidas para reducir las emisiones.” Esta designación es claramente un retroceso que se vivirá y luchará internamente y tendrá repercusiones temporales. No obstante mi opinión es que Trump hará mucho ruido los primeros dos años contra las políticas ambientales de sus predecesores pero luego se verá obligado a ceder a la presión ciudadana que masivamente saldrá a las calles allá y en el mundo a exigirle cordura y aceptación de los hechos y de las consecuencias del cambio climático. El no hacer nada y mirar al costado no solamente tendrá un costo político tanto interno como a nivel internacional sino fundamentalmente un enorme costo económico. Es probable que Trump de una vuelta de timón en el momento que más le convenga políticamente, luego de utilizar el poder de los EEUU para traer nuevamente a la mesa de negociaciones internacionales medidas dilatorias que le den más aire a la industria norteamericana.

Lo que no podemos olvidar es que las grandes corporaciones cuyo mercado es el mundo ya tienen una estrategia de reducción de su huella de carbono alentada por el crecimiento y reducción de costos de las energías limpias y renovables y alineada con el mantenimiento del valor de sus marcas y de sus propias acciones.  Los EEUU, a pesar de su tamaño y peso en la economía global, no podrá ir contra el tráfico en un tema que la comunidad científica representada por más del 95% de sus miembros a nivel global considera grave, riesgoso e inminente. El cambio climático no es broma y la fuerza de la ciudadanía global tampoco. Trump será un espectáculo y tiene otros frentes en su política internacional más graves y complejos como su relación con China, la responsabilidad y compromisos de los EEUU en materia de seguridad frente a sus socios del Tratado Atlántico y con Japón, los problemas del Medio Oriente, el delicado tema de la no proliferación de las armas nucleares, entre otros. En todos Trump no puede ser el cuco. Espero no equivocarme.



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