Reserva Tambopata: joya natural de gran valor, pero acechada por actividades ilegales
- Testimonio de tres guardaparques de una de las áreas protegidas más biodiversidad y visitadas de la Amazonía.
jueves
18 de septiembre, 2025

Foto: SPDA
Escribe: Guillermo Reaño*
La Reserva Nacional Tambopata, en Madre de Dios, es una de las áreas naturales más ricas en biodiversidad del planeta. Cada año miles de turistas mayormente extranjeros la visitan con el propósito de recorrer sus cochas donde es posible encontrar colonias de lobos de río, visitar sus collpas de guacamayos y demás habitantes de sus bosques poblados por árboles de tamaños impresionantes. En los puestos de vigilancia y control de Malinowski y Sandoval conocimos a tres de sus guardaparques: Abner Guevara Papa, de Puerto Maldonado; Pilar León Santa Cruz, de Cajamarca; y Maricielo Antúnez Bacas, de Huarmey, en la costa de Áncash.
La dama del Lago Sandoval
Ya son seis años los que Maricielo Antúnez lleva laborando en el Sernanp, la huarmeyana que estudió la carrera de Turismo y Hotelería en Lima donde fue voluntaria en Lomas de Paraíso, en el distrito de Pachacamac y también en el Zoológico de Huachipa, se mueve como pez en el agua en el Lago Sandoval donde la entrevistamos robándole un tiempo a su trabajo atendiendo a los turistas que llegan a este paraíso tropical.
En el 2018 postuló a un voluntariado en la reserva y desde entonces no se ha separado de estos bosques. «La experiencia que he ganado en el trato con los turistas en los puestos de Malinowski, La Torre y Sandoval me sirven de mucho en mi carrera, también la participación que he tenido en cursos y capacitaciones. No hace mucho, como miembro de la Asociación de Guardaparques del Perú, asistí a una asamblea de guardaparques de Latinoamérica que se llevó a cabo en el Cusco, allí pude conocer a muchos colegas de otros países».
«No todos se acostumbran a nuestro trabajo. Para ser guardaparque hay que tener un gran compromiso con la conservación, pasión por la naturaleza y amor por el servicio público… claro, y estar en disposición de hacer de todo, no solo patrullar y atender a los visitantes, también hay que cocinar, limpiar, de todo», comenta.
El sector del lago Sandoval es el más visitado por los turistas que llegan de todas partes del mundo, atraídos por la calma y majestuosidad de sus aguas y la presencia de una saludable colonia de lobos de río, el animal, junto al jaguar, preferido de Maricielo. «Todavía no he visto un jaguar, ya sucederá, por ahora solo me conformo con haber observado sus huellas. Son impresionantes».
«Ojalá que algún día los peruanos consideren nuestra profesión tan valiosa como ocurre en Brasil, Argentina o los Estados Unidos, allí los guardaparques son valorados tremendamente. Espero que Madre de Dios, mi región, siga siendo la capital de la biodiversidad y que sus hijos, terminemos de comprender que podemos usar los recursos naturales de las áreas que protegemos de manera sostenible, respetando los objetivos de creación de cada uno de ellos».
Abner Guevara, guardaparque de la Reserva Nacional Tambopata.

Foto: Grupo Viajeros
Los sueños cumplidos
Pilar León, 29 años, egresada de la carrera de Turismo y Negocios, es quien toma nuestros datos en el ingreso al puesto de Malinowski que a estas horas de la mañana funciona como garita de control de los turistas que ingresan a un sector de la Reserva Nacional Tambopata muy visitado por sus collpas y la posibilidad que existe de encontrarse cara a cara con un distraído jaguar, el felino más extraordinario de estos bosques.
La acompañan dos guardaparques voluntarios, ambos de Puno, la más joven bachiller en Biología, el varón, enfermero. Se nota que ambos están siendo capacitados por la guardaparque cajamarquina.
Pilar antes de ser guardaparque en Tambopata lo fue, como voluntaria, en la Reserva Nacional San Fernando, el Bosque de Protección Alto Mayo, en Cavinzas y Palomino, dos de las islas más conocidas de la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras (RNIPG) y finalmente en la Reserva Nacional Allpahuayo Mishana.
«Ese recorrido lo hice para llegar hasta aquí: mi sueño desde siempre fue convertirme en guardaparque de Tambopata, en la universidad un profesor me habló tanto de las collpas de guacamayos que me propuse trabajar algún día en estos bosques tan espectaculares».
La guardaparque León es la encargada de verificar las operaciones de las empresas turísticas que ingresan a la reserva y de darle a sus visitantes el soporte y la información que necesitan. «Como profesional en turismo, aprendo mucho y como servidora pública doy todo lo que sé a los voluntarios que llegan a Tambopata para recorrer el camino que yo hice alguna vez, siento que soy una maestra para ellos y eso me da muchísimo orgullo», agrega.
De su familia, guarda los mejores recuerdos y aunque están lejos se comunica permanentemente con ellos, son una presencia diaria en su trabajo. «¿Hasta dónde voy a llegar, no lo sé? El tiempo se encargará de decirlo, pero sí, una de mis metas por ahora es ser especialista del Sernanp o trabajar en otra área protegida, tal vez Machupicchu o Huascarán, nunca se sabe». Pilar León se despide de nosotros, sonriente, la muchacha ha cumplido sus sueños.
El honor es su divisa
Abner Guevara, de Puerto Maldonado, jamás se hubiera imaginado que su vida iba a transcurrir dentro de un bosque, protegiendo la vida silvestre, enteramente ocupado en atender a los turistas que llegan a su región a admirar su impresionante biodiversidad. Exalumno del histórico colegio Billinghurst de su ciudad natal, a los 17 años ya servía a la patria como soldado de la Marina de Guerra del Perú. Allí, gracias a su perseverancia y a una beca muy bien ganada, pudo estudiar mecánica automotriz.
«Las necesidades de conseguir un trabajo hicieron que postule a este puesto en la reserva, vine por dos meses, ya voy a cumplir veinte años en el Tambopata», confiesa.
El puesto de Malinowski fácilmente podría confundirse con uno de los tantos albergues de este sector del área protegida. Es cómodo, funcional y luce muy bien cuidado. Nadie podría imaginarse que el combate del Estado a la minería ilegal convierta a sus instalaciones en una base militar. «Es así, todos los días tenemos que enfrentarnos a este flagelo que pone en peligro nuestras vidas, si nos descuidamos los mineros ingresan de cualquier modo a la reserva y lo destruyen todo», nos cuenta.
La preparación que recibió en la Marina le ha servido de mucho para participar en los operativos contra la minería ilegal en la cuenca del Malinowski. Su formación castrense y sus habilidades como mecánico han sido indispensables para convertirse en un líder nato en el puesto de control donde convive con guardaparques y especialistas de diversas procedencias.
«Felizmente tenemos en la Reserva Nacional Tambopata un Contrato de Administración que nos permite laborar con más holgura. La institución que trabaja con nosotros se ocupa del monitoreo y la investigación científica. Nosotros, los guardaparques del Sernanp, somos responsables del patrullaje, la educación ambiental, la atención a los turistas, de vincularnos con la población local y las empresas de turismo y muchas otras cosas más. Los guardaparques somos mil oficios, nos toca hacer de todo», afirma.
Para este maldonadino de corazón, cuidar los bosques de su región y contribuir a que sus habitantes valoren la importancia que cumple en la salud del planeta es un motivo de orgullo personal.
«Ojalá que algún día los peruanos consideren nuestra profesión tan valiosa como ocurre en Brasil, Argentina o los Estados Unidos, allí los guardaparques son valorados tremendamente. Espero que Madre de Dios, mi región, siga siendo la capital de la biodiversidad y que sus hijos, terminemos de comprender que podemos usar los recursos naturales de las áreas que protegemos de manera sostenible, respetando los objetivos de creación de cada uno de ellos», concluye.
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* El texto pertenece al libro Guardianes, crónicas de guardaparques en el Perú, publicado en mayo de 2025. Descarga el libro aquí.
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