[Opinión] Nueva amenaza para los indígenas amazónicos
- Hace milenios, los indígenas domesticaron la yuca o mandioca, pilar de la alimentación de las poblaciones tradicionales amazónicas. En la actualidad, una peste proveniente de Asia recientemente introducida en las Guayanas, y que ha llegado al extremo norte del Brasil, es una amenaza para la seguridad alimentaria regional.
martes
2 de septiembre, 2025

Foto: Corpoica
Escribe: Marc Dourojeanni[1]
A las muchas y bien conocidas amenazas que actualmente sufren los indígenas amazónicos se acaba de sumar otra, muy diferente, pero que puede ser tan o más grave que las ya existentes. Se trata del Rhizoctonia theobromae, un hongo llegado de Asia, que está barriendo las plantaciones de yuca, el alimento más importante en la dieta de indígenas y ribereños. Su incidencia aún se limita a las Guayanas y al extremo norte de la Amazonia brasileña, pero el riesgo de expansión es muy grande.
Es apenas en 2024, en el centro norte del estado fronterizo de Amapá, esta nueva peste fue formalmente detectada, afectando los yucales de indígenas y campesinos. Se descubrió que ya estaba presente en Guayana Francesa quizá desde 2023, pero fueron los brasileños los que entendieron primero la importancia de esta nueva amenaza para las poblaciones tradicionales que tanto dependen de esa planta. El hongo habría llegado importado del sudeste asiático, probablemente a través de los intercambios de las Guayanas con esa parte del mundo. La yuca, aunque de origen amazónico, es ampliamente cultivada en África y también en Asia tropical donde comenzó a ser afectada por el hongo, que por sus efectos parecidos a la escoba de brujas del cacao (Moniliophthora perniciosa) fue denominada “escoba de brujas de la yuca”.
Los síntomas incluyen la proliferación de brotes terminales (como escoba), marchitez creciente de las hojas hasta su muerte y, cuando se abren los tallos se observan necrosis vasculares que interrumpen el flujo de la savia. Obviamente los tubérculos no se desarrollan o son de tamaños mínimos y la cosecha se pierde. La peste ha llegado hasta las chacras más tradicionales y totalmente aisladas en medio del bosque, pues se propaga por el modo de cultivo convencional, a base de esquejes, y porque el hongo es transportado en la ropa y herramientas, en el agua y hasta por los animales silvestres que viven en los yucales. Y ataca a todas las plantas en cada chacra.
«Tanto las Guayanas como el estado de Amapá están muy lejos de la Selva peruana. Pero la capacidad de difusión de las plagas y pestes exóticas es tan gigantesca que, con los medios de transporte modernos, pueden llegar a cualquier parte del mundo en pocas horas».
El resultado es catastrófico para la alimentación indígena cuya base es precisamente la yuca, tanto las raíces como, en esa región, las hojas y que ahora dependen de donaciones estatales para sobrevivir, teniendo que sustituir la fariña y otros productos del procesamiento de la yuca por arroz, un alimento que por lo menos en esa región no cultivan ni aprecian. También afecta sus economías en que el comercio de harinas (fariña) de yuca, entre otros derivados, es parte considerable. Y, asimismo, la yuca es parte esencial de los ritos y costumbres ancestrales de las sociedades amazónicas que la domesticaron hace más de 7500 años antes de Cristo, siendo, por ejemplo, necesaria para preparar el masato, la bebida tradicional de la Amazonía.
En vista de las graves consecuencias sociales de esta nueva peste, el gobierno brasileño ha tomado toda clase de medidas para evitar la dispersión de la enfermedad y para ayudar a las poblaciones locales a sobrellevar el problema, mediante la difusión de las pocas técnicas disponibles para limitar los daños que incluyen cambiar la forma de plantío, lo que es muy difícil y mediante la limpieza de herramientas, la quema del material infectado y varios más. Ocurre que no existen remedios o fungicidas para el control de la escoba de bruja de la yuca y que como en el caso de la del cacao, que dicho sea de paso es endémica de América tropical, mucho depende del buen manejo de la plantación, aunque se podría seleccionar variedades más resistentes. Pero las alternativas requieren de mucho tiempo y recursos y no hay garantías de éxito. Se ha creado, en Amapá, un servicio de asistencia técnica totalmente conformado por indígenas de las diferentes etnias, capaces de explicar las medidas de combate en el idioma propio y se ha establecido un severo control fitosanitario, además de iniciar investigaciones más profundas para restringir la enfermedad en conjunto con el gobierno de Francia.
Tanto las Guayanas como el estado de Amapá están muy lejos de la Selva peruana. Pero la capacidad de difusión de las plagas y pestes exóticas es tan gigantesca que, con los medios de transporte modernos, pueden llegar a cualquier parte del mundo en pocas horas. La reciente pandemia de COVID-19 ha reiterado la prueba de la rapidez de su expansión. Por eso, es importante que la “escoba de brujas de la yuca” entre de inmediato en el radar de las instituciones de control fitosanitario. Su llegada a las comunidades nativas peruanas sería, como ya lo es donde ya está, una verdadera calamidad para la ya muy pobre alimentación de los pueblos amazónicos.
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