Minería ilegal, residuos sólidos y aguas residuales: las principales amenazas del lago Titicaca

  • Es uno de los 14 humedales de importancia internacional que posee el Perú, pero este espejo de agua dulce es contaminado desde diferentes frentes.

lunes

3 de noviembre, 2025

Fotos: Natural Way Peru y Minam

El Titicaca es el lago de agua dulce más alto del mundo, y el más extenso de Sudamérica. Se ubica a 3810 metros sobre el nivel del mar, en el departamento de Puno, y es uno de los veinte lagos antiguos que existen en el planeta (se cree que tiene tres millones de años), según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Este espejo de agua, además de su importancia para la economía de miles de personas de Perú y Bolivia, es el hábitat de una variedad de especies de fauna y flora. Alberga peces endémicos y anfibios como la rana gigante  (Telmatobius culeus), y es un sitio clave para las aves migratorias y acuáticas andinas, como el zambullidor; además, destaca por poseer en su entorno a la totora (Schoenoplectus tatora), una especie que tiene diversos usos, sobre todo en la comunidad de Uros.

Por estas características, el lago es considerado un sitio Ramsar, una categoría que se le da solamente a los humedales de importancia internacional porque son cruciales para la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sostenible. Sin embargo, a pesar de ser un lugar clave para el turismo, la economía y la preservación de manifestaciones culturales, el lago Titicaca enfrenta diversas amenazas que, con el tiempo, se han agudizado.

[Ver además ► Según estudio: extracto de rana podría causar enfermedades en vez de curarlas]

Quema de totorales. Foto: Alexander Almonte / Natural Way Peru

Basura, desagüe y residuos mineros

Según el biólogo Jhazel Quispe, coordinador general de Natural Way Peru, existen múltiples amenazas que afectan el lago y todo el equilibrio que la mantiene. Una de las principales es la contaminación por aguas domésticas (desagües) que llegan directamente desde diferentes ciudades. Otro problema son los residuos sólidos que se evidencia en las orillas, sin contar los residuos que no se ven, los que terminan en el fondo del lago.

En el 2017, un estudio de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) identificó 172 vertimientos de aguas residuales como fuentes de contaminación de la calidad ambiental del lago. De estos, se destacan cinco tipos: domésticos (14), industriales (13), municipales (117), actividad minera (22), pasivos mineros (03) y vertimientos de piscinas de aguas termales (03).

“Es difícil pensar que en pleno siglo XXI este tipo de contaminación persista en las principales ciudades como Puno y Juliaca. Yo que buceo hace más de cinco años en el lago he visto residuos de todo tipo, desde llantas, plásticos, mallas fantasmas, pilas y demás, puedo decir que en todas las zonas subacuáticas he visto al menos una bolsa de plástico”, afirma el investigador.

Otra amenaza, agrega Quispe, es la quema de zona de totorales en temporada seca, donde personas prenden fuego a grandes extensiones de esta planta acuática emergente. “Ha existido años donde se ha registrado la pérdida de miles de hectáreas que incluso abarcan zonas protegidas como la Reserva del Titicaca. Estas quemas alteran la calidad del lago y afectan las especies que dependen de este hábitat”, explica.

Al vertimiento de aguas residuales y residuos sólidos, se suma la presencia de pasivos ambientales mineros alrededor del lago, y la actividad minera informal e ilegal que vierte sustancias contaminantes en los ríos que alimentan al lago, según consta en el “Plan de acción para la prevención y recuperación ambiental de la cuenca del lago Titicaca 2020-2024”.

“Los resultados del monitoreo de la calidad de agua en el ámbito de intervención, evidencian concentraciones de metales pesados y metaloides en diferentes puntos de los ríos afluentes del lago Titicaca, asociados a la composición geológica local, la presencia de pasivos ambientales mineros y el desarrollo de actividades mineras”, indica el citado documento.

Rana gigante del Titicaca, especie sobreexplotada. Foto: Serfor

Sobreexplotación de recursos

Debido a su extensión de 8372 kilómetros cuadrados, y profundidades que pueden llegar a los 281 metros, el lago Titicaca destaca por su variedad de especies que son aprovechadas por el ser humano. Sin embargo, explica el biólogo, en algunos casos se ha advertido una sobreexplotación de recursos, como en el caso de los peces nativos (orestias) y la rana gigante, cazada comúnmente para venderlo en los mercados y casas naturistas como extracto afrodisíaco. A ello se ha sumado la introducción de especies exóticas como la trucha y el pejerrey que devoran la fauna acuática a su paso.

“Actualmente en Puno se vive la masificación por la truchicultura, que ha topado zonas con jaulas flotantes y que diferentes instituciones del estado apoyan a su incremento sin tener estudios de los impactos que este incremento masivo estaría acusando al lago. Todas estas amenazas han llevado al declive al ecosistema del lago, traduciéndose en una pérdida de biodiversidad que se evidencia en las especies endémicas Rana del Titicaca (Telmatobius culeus) y zambullidor del Titicaca (Rollandia microptera) que actualmente están bajo amenaza de extinción”, advierte Jhazel Quispe.

Foto: Alexander Almonte / Natural Way Peru

Oportunidades de mejora

El coordinador general de Natural Way Peru comenta que han podido notar que en diferentes comunidades que viven a orillas del lago carecen de gestión de residuos, desde zonas de acopio y frecuencia de colecta, y esto es común en diferentes zonas.

Por ello, indica que con Natural Way están dado el primer paso: el involucramiento de las comunidades locales “en todos los procesos que realizamos, desde la investigación científica hasta el desarrollo de oportunidades para que se involucren en el cuidado y la conservación del lago”.

Otro punto importante, agrega el investigador, es “el reconocimiento de las comunidades como dueños de su territorio y tenerlos como aliados porque ello fortalece la conservación. Creo que ese paso es importante para todas las instituciones y organizaciones que trabajan en el ámbito del lago”.

“Algo que también debe mejorar es la educación que busque fortalecer y mejorar la identidad sobre el lago. Las comunidades a orillas están olvidando prácticas amigables con el ambiente porque no tiene un valor agregado para ellos, por ejemplo, la biodiversidad única que presenta el lugar. En las ciudades no se reconoce el valor de la biodiversidad que alberga y su valor más allá de lo estético. Poner en valor el corazón del lago, es decir la zona subacuática, es algo que no se realiza, y por eso aún este ecosistema es uno de los menos explorados del planeta”, puntualiza.

Finalmente, el biólogo Jhazel Quispe advierte que la conservación del Titicaca actualmente es muy superficial o débil, y si no se trabaja en una protección integral, las especies vivas serán las más perjudicadas.

“Si bien existen instituciones u organizaciones que trabajen para su conservación, esta no es suficiente debido a la continuidad de amenazas que presenta. Si continúa esta situación, con el pasar del tiempo se irá perdiendo la naturalidad de muchas zonas. Existen zonas que se han perdido totalmente por la contaminación, como la desembocadura del río Coata o la bahía interior de Puno. Si bien aún hay lugares que mantienen condiciones naturales, el futuro de estas aún es frágil e incierto”, concluye.

Foto: Natural Way Peru

¿Quiénes deben proteger el Titicaca?

La protección y recuperación del lago Titicaca es una tarea que involucra a diversos sectores, y no solo del Perú sino también de Bolivia. El principal organismo es la Comisión Multisectorial para la Prevención y Recuperación Ambiental de la Cuenca del Lago Titicaca y sus Afluentes, presidida por el Ministerio del Ambiente (Minam), que reúne a más de 20 instituciones nacionales para coordinar políticas, planes y proyectos de recuperación ambiental. Entre ellas están incluidas nueve ministerios, entidades técnicas, colegios profesionales, así como el Gobierno Regional de Puno y las municipalidades provinciales.

Otro ente es el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), a través de la Jefatura de la Reserva Nacional del Titicaca (RNT), que se encarga directamente de la conservación de la diversidad biológica y la gestión de la parte peruana del lago declarada como área natural protegida.

La Autoridad Nacional del Agua (ANA), por su parte, es el ente rector del Sistema Nacional de Gestión de Recursos Hídricos y tiene la función técnico-normativa de monitorear y velar por la calidad del agua en la cuenca del Titicaca.

En el caso del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), adscrito al Minam, se encarga de la supervisión y fiscalización ambiental, incluyendo la contaminación del lago.

Finalmente, se encuentran las autoridades binacionales, debido a su carácter compartido, existen entidades creadas por ambos países para la gestión conjunta, entre ellas la Autoridad Binacional Autónoma del Sistema Hídrico del Lago Titicaca, Río Desaguadero, Lago Poopó, Salar de Coipasa. Este organismo se encarga de la planificación y coordinación del uso racional y la protección de todo el sistema hídrico compartido entre Perú y Bolivia.

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