Madre de Dios: detectan 14 rutas de transporte de combustible que sostienen la minería ilegal
- Según Ojo Público, a través de estas rutas, más de 200 vehículos desvían combustibles desde Puno hasta «La Pampa», centro de la minería ilegal en Perú.
lunes
18 de agosto, 2025

Foto: Aldair Mejía / OjoPúblico
Un reciente reportaje de Ojo Público reveló la magnitud y sofisticación del tráfico ilegal de combustible en Madre de Dios, un negocio multimillonario que es el motor principal de la minería ilegal en la región. El trabajo de investigación detectó al menos 12 rutas terrestres y dos fluviales que eran utilizadas diariamente por más de 200 vehículos para desviar el combustible, a través de cinco modalidades distintas, desde Puno hasta «La Pampa» (Madre de Dios), considerado el “corazón de la minería ilegal peruana”.
El tráfico de combustible genera ganancias superiores a los S/ 45 mil al mes por cada vehículo que lleva el cargamento ilegal por carretera. Si la mercancía se transporta por vía fluvial, su valor puede duplicarse o triplicarse.
Este combustible es utilizado para las dragas y maquinarias fluviales que operan sin permiso en «La Pampa». Se estima que una draga convencional, embarcación que permite extraer oro de los ríos, necesita aproximadamente 250 galones de combustible a la semana para operar. Esto equivale a más de S/ 5 mil en el mercado negro, según fuentes fiscales y policiales, aproximadamente más del 35 % comparado con el valor del recurso en grifos formales de la carretera.

Infografía: Jhafet Ruiz / OjoPúblico
Modalidades de camuflaje y evasión
Según reportes de inteligencia policial, el tráfico de combustible en Madre de Dios utiliza al menos cinco modalidades para evadir los controles de seguridad. Estas formas van desde el uso de caravanas de autos, transporte coordinado con vías fluviales, la participación de grifos para emisión de comprobantes de venta falsos, la manipulación de GPS y descargas ficticias en establecimientos formales.
La primera modalidad de camuflaje de diésel es conocida como “culebra”, debido a la manera en la que se coloca cada vehículo, uno tras otro, siguiendo las curvas de la Interoceánica Sur. A la cabeza va la «liebre» o «de avanzada» que no lleva combustible y alerta sobre los controles policiales, mientras que al final de la caravana se encuentra el vehículo de «contención» que distrae a las autoridades, a menudo con coimas de grandes sumas de dinero.
Una segunda modalidad es desviar el combustible a través de embarcaciones alargadas llamadas “ballenas”, las cuales pueden transportar entre 40 y 50 bidones plásticos, a los que llaman “chavos”. Cada uno de estos bidones equivale a 55 galones de diésel, con un valor de más de S/ 1100 en el mercado negro. Otra forma es el uso de los vehículos autorizados, como camiones Fuso Canter, que cuentan con documentación de Osinergmin para transportar combustible de manera legal, pero que finalmente terminan desviando la gasolina hacia la maquinaria empleada por la minería ilegal, principalmente en la zona de «La Pampa». Los grifos formales encubren este hecho emitiendo boletas a terceros, testaferros e incluso personas fallecidas inscritas en el Reinfo.
En los últimos años, las modalidades de desvío de combustible son cada vez más sofisticadas, al punto de incluir cisternas. Estas transportan entre 5 mil y 10 mil galones de diésel valorizados en más de S/ 200 mil. Pese a que estas unidades cuentan con GPS para ser monitoreadas por Osinergmin, los traficantes le retiran el rastreador y lo colocan en otros vehículos que simulan el recorrido formal. Mientras tanto, la cisterna descarga el combustible en puntos clandestinos. Otra práctica consiste en que las cisternas permanecen varias horas en un grifo sin descargar y luego desvían el combustible hacia el mercado ilegal.

Foto: OjoPúblico.
Desafíos en el control y fiscalización
En un recorrido realizado entre Lechemayo y «La Pampa», OjoPúblico comprobó la débil presencia de las autoridades tributarias y policiales en la zona. En la ruta que conecta San Gabán, Puno con Puerto Maldonado, solo existe un puesto de control de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat) en Inambari, Madre de Dios, y un reducido grupo de la policía de carreteras. Esta situación evidencia un control limitado frente al tránsito de insumos destinados a la minería ilegal.
La Sunat señaló que realiza “controles especiales en el transporte”, verificando la inscripción y las cantidades autorizadas de combustible. Entre 2018 y mayo de este año, intervino más de 1100 toneladas de insumo sin origen sustentado y remitió 761 casos a la fiscalía ambiental de Madre de Dios, la mayoría de 2018. Martín Arana Cardó, especialista de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), sostiene que la fiscalización del puesto de control de la Sunat no debería ser “tan pasiva” ni limitarse a la carreta, cuando existen también vías fluviales.
“Los vehículos que llevan combustible hacen un desvío hasta la orilla del río donde descargan todo. Cuando pasan el control de carretera [de la Sunat], ya pasan limpios, por decirlo de alguna manera”, detalló.
El Ministerio de Energía y Minas, responsable del Reinfo, ha facilitado el comercio del combustible al aprobar el Decreto Supremo 001-2025-EM, que autoriza la venta del insumo en Fitzcarrald, un distrito con presencia de minería ilegal. Por su parte, Osinergmin rechazó entregar información detallada de la producción de los grifos alegando confidencialidad, aunque aseguró realizar más de 50 mil supervisiones recientes al transporte de combustible en Madre de Dios.
Sin embargo, el combustible sigue siendo clave en la cadena productiva del oro ilegal. Esto revela que las medidas de control estatal son insuficientes para impedir que el desvío del insumo abastezca la minería ilegal.
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