Conoce al bijao: la planta amazónica que envuelve tradición, sabor y cultura
- Además de su uso en la preparación de platos emblemáticos de la selva peruana como el juane, el bijao también se ha convertido en una alternativa sostenible frente a los productos de plástico.
miércoles
25 de junio, 2025

Foto: Difusión
Cada 24 de junio, las regiones amazónicas del Perú celebran con fervor la Fiesta de San Juan, una tradición ancestral que conmemora la llegada de San Juan Bautista por los ríos orientales, desde San Martín hasta Loreto y Ucayali. En esta fecha se acostumbra comer el popular juane, uno de los platos más emblemáticos de la Amazonía peruana. Algo distintivo de este plato es su particular envoltura elaborada con las hojas de bijao (Calathea lutea).
El bijao es una planta herbácea de gran porte que crece en bosques húmedos, cerca de ríos y quebradas. Su distribución en Perú se da en las regiones de Amazonas, Cuzco, Huánuco, Junín, Loreto, Madre de Dios, San Martín y Ucayali, entre los 150 y 1440 m s. n. m., como se describe en un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional Intercultural de la Amazonía.
Además de estar presente en la Amazonía peruana, esta planta crece en diversos países tropicales de América como Venezuela, México, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador y Honduras. En algunos de estos países también se emplea en la preparación y traslado de alimentos.
Las hojas de esta planta resisten la cocción al vapor y permiten la preservación de la comida, aportando además un aroma y sabor únicos. Por esta razón, es utilizado en la gastronomía amazónica para la preparación de juane, tamales, patarashca y otros platillos. Dada su capacidad para envolver y transportar alimentos, en los últimos años se ha explorado su potencial como alternativa natural y sostenible para reemplazar productos descartables.

Foto: RPP
Características principales
Esta planta crece verticalmente y puede llegar a medir cuatro metros de altura. Se caracteriza por sus hojas ovaladas de gran tamaño que nacen desde la base y pueden llegar a medir hasta 110 cm de largo y 79 cm de ancho, según el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia.
Estas hojas son de color verde por arriba y blancas por debajo debido a una capa de cera similar a la cera de palma (Copernicia cerifera), utilizada en betunes y productos de limpieza.
Por otro lado, esta hierba florece y fructifica en julio, y la recolección de frutos se da en agosto. Sus flores, pequeñas y agrupadas en forma de espiga, tienen forma de trompeta y colores suaves. Los frutos son secos, con forma de pera y pocas semillas.
Esta especie crece en climas cálidos y templados, especialmente en zonas húmedas o con presencia de agua, como quebradas, matorrales y áreas con vegetación en regeneración. Tiene la capacidad de extenderse ampliamente y formar agrupaciones densas.

Foto: Dinesh Valke
Innovación y desarrollo sostenible
En los últimos años, se han presentado iniciativas y emprendimientos que están apostando por el bijao como una alternativa ecológica al uso del plástico. En 2018, la cooperativa cafetalera Cordillera Azul, en Ucayali, en colaboración con el CITEAgroindustrial Huallaga del Instituto Tecnológico de la Producción (ITP), desarrollaron un sistema de poscosecha, tratamiento térmico y envasado aséptico que permite elaborar platos biodegradables a partir de las hojas de bijao. Este tipo de propuestas se presentan como una alternativa innovadora y sostenible frente a los productos de un solo uso.
Ese mismo año, en el distrito de Padre Abad, Ucayali, con apoyo de la municipalidad y el programa Serfor-CAF, los productores del valle de la Divisoria impulsaron un proyecto que convirtió al bijao en una alternativa comercial frente a la crisis por la roya del café. La iniciativa logró beneficiar a 250 familias y promover la reforestación con bijao y quina.
Estas experiencias reflejan cómo una planta tradicional como el bijao puede impulsar el desarrollo económico sostenible para las comunidades amazónicas. Asimismo, dado su profundo valor cultural y ancestral, resulta fundamental velar por su conservación.

Foto: AIDER
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