Conoce a la rata chinchilla de Machupicchu: el roedor que se creyó extinto por casi un siglo

  • A pesar de que se confirmó su presencia en el Santuario Histórico de Machu Picchu, la especie enfrenta una situación crítica debido a la fragilidad del entorno donde vive.

miércoles

2 de julio, 2025

Foto: Sernanp

Durante el imperio incaico, un curioso roedor habitaba los mismos bosques nubosos de la ciudadela sagrada. Se trata de la rata chinchilla arborícola de Machupicchu (Cuscomys oblativus), especie endémica de los Andes peruanos que, por décadas, se creyó extinta. 

Este roedor fue descrito por primera vez en 1916 a partir de un cráneo encontrado en una ofrenda incaica dos años antes por Hiram Bingham. Desde entonces, no existían registros en estado silvestre, lo que llevó a los científicos a asumir su extinción.

Sin embargo, en junio de 2009, un ejemplar vivo fue fotografiado por un poblador local y un guardaparque del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) en el Camino Inca. Esta imagen marcó un hito, pues se trataba de la primera evidencia moderna de su existencia. Este hallazgo se fortaleció cuando en 2020, un estudio con cámaras trampa arrojó como resultado 67 registros fotográficos de la especie, lo que confirmó que su presencia en el Santuario Histórico de Machupicchu era más frecuente de lo que se pensaba.

Características y comportamiento

Según el portal BioANP del Sernanp, a partir del único material esquelético disponible, se sabe que el cráneo de esta especie mide entre 63.6 y 63.7 milímetros y presenta una gran abertura redondeada.También tiene estructuras óseas en la base del cráneo, llamadas bullas timpánicas, que son más pequeñas que las que tiene la rata inca ashaninka (Cuscomys ashaninka). Si bien tiene un parecido a esta última especie, la rata chinchilla de Machu Picchu presenta diferencias morfológicas como orejas más pálidas y puntiagudas, pelaje dorsal marrón con pelos largos y negros, y una mancha blanca más angosta en el hocico. 

Otras características que distinguen a esta especie son los huesos de su nariz separados por una parte del hueso frontal y la ligera curva que tiene en la parte superior del cráneo. Además, su tercer diente superior tiene partes anchas que se extienden hacia atrás y a los lados, lo que le permite una mejor masticación. 

Respecto a su comportamiento, los más recientes registros fotográficos evidenciaron que la especie se desplaza en el sotobosque y mantiene hábitos nocturnos, con actividad entre las 10:00 p. m., y las 4:00 a. m.

Aunque hasta el momento todos los avistamientos de este roedor han sido a nivel del suelo, es muy probable que tenga hábitos arborícolas, es decir, que la mayor parte del tiempo la pasa en los árboles. Esto sugiere que los métodos convencionales de monitoreo podrían no ser suficientes para entender completamente su comportamiento y distribución.

Registros fotográficos de rata chinchilla arborícola de Machupicchu con cámaras trampa. Foto: Difusión

Amenazas 

Pese a que ya se ha confirmado su existencia y permanencia en una de las séptimas maravillas del mundo, la rata chinchilla de Machupicchu aún enfrenta una situación crítica que la podría llevar a una verdadera extinción. La especie se encuentra restringida a los bosques montanos del santuario, un ecosistema que ocupa solo 13 806 hectáreas. La principal amenaza son los  incendios forestales que afectan la zona. 

Fuera del área protegida, la presión es aún mayor debido a la deforestación para actividades agrícolas, especialmente en la zona de Santa Teresa. Además, los sectores sur y sureste del santuario colindan con puna, bosques secos y valles interandinos, que podrían actuar como barreras naturales que limitan aún más su distribución.

De acuerdo con un Decreto Supremo del Midagri publicado en el 2014, la especie fue clasificada como “En Peligro (EN)”. Por otro lado, la UICN la colocó en la categoría de “Datos Insuficientes (DD)”, lo que refleja el desconocimiento general sobre su estado poblacional y ecología. 

Actualmente, no se han registrado ejemplares de esta especie fuera del Santuario Histórico de Machupicchu, lo que refuerza la importancia de conservar este valioso ecosistema. Proteger el santuario no solo resguarda su riqueza cultural, sino también a especies únicas cuya supervivencia depende del buen estado de su hábitat.

Foto: Sernanp

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