[Entrevista] El Ronsoco Azul: Un roedor que salva la Amazonía

Carlos Cavero, autor de El Ronsoco Azul. Foto: Jaime Tranca / SPDA

  • Personaje fue creado por Carlos Cavero, un pucallpino que a través de la caricatura expresa su preocupación por los problemas que enfrenta la Amazonía.

Por Jaime Tranca / jtranca@spda.org.pe

 

Quiso expresar sus ideas y preocupaciones sobre la realidad de la Amazonía. Se cuestionaba sobre los cambios evidentes del clima, la contaminación de ríos y lagunas de su natal Pucallpa, y la actitud de las personas hacia estos problemas. Por ello creó un blog, un lugar en la web para verter todo su descontento, preguntas y posibles soluciones, sin embargo no tuvo el esperado alcance. Entonces, optó por una estrategia de difusión diferente: el dibujo, una de las pasiones que arrastraba desde pequeño, cuando pintaba las paredes de su casa y no se detenía hasta que su madre le regalaba hojas en blanco para que forje su carrera de caricaturista y así deje de “fregar” los muros de la sala.

Hablamos de Carlos Cavero, el caricaturista pucallpino que en el 2010 creó El Ronsoco Azul, un personaje comprometido con el cuidado de su hogar, la Amazonía peruana. Este tierno roedor, mientras aprovecha las bondades de la selva, también defiende su entorno, critica a quienes lo contaminan, cuestiona a los extractores de recursos naturales y, por supuesto, también vive enamorado de Sofy, la ronsoca de sus sueños.

El primer libro de El Ronsoco Azul salió en julio de 2014.

Actualidad Ambiental llegó a la capital ucayalina y conversó con Cavero sobre su querido personaje y el éxito que ha logrado en poco tiempo.

Cuéntanos Carlos, ¿por qué elegiste a un ronsoco como personaje principal?

Cuando no me fue bien en el blog y opté por el dibujo, de inmediato me puse a pensar en un personaje. Empecé a buscar animales. Venado no, muy tocado. Otorongo no, marca de cerveza. Mono no, van a pensar que es mono choro. Y de repente choco con el ronsoco, un animal que no era famoso en nada, nadie lo usaba para nada, ni en campaña política. Entonces, lo tomé. Empecé a dibujar, a hacer bocetos y me gustó el resultado. El mismo día en que nació El Ronsoco Azul lancé un blog y una página de Facebook. Se lo pasé a unos amigos y estos a su vez a otros, y así, a todos mis amigos les gustó. También hubo a quienes no les gustó, por supuesto esos no eran mis amigos (risas).

¿Por qué azul?

Siempre me hacen esa pregunta. Cuando yo creé el personaje, quería que sea de un color diferente. Normalmente el color del ronsoco es medio pardo y cuando son chiquitos son medio naranjas, pero eso no me convencía al momento de dibujar los fondos. Entonces, no me cuadraba y le puse un color diferente, le puse azul. Al principio fue un azul fuerte, ya con el tiempo le fui bajando un poco el color hasta tener uno medio cian.

¿El Ronsoco Azul no tiene nombre propio?

Al principio no pensaba en ponerle un nombre, luego sí, pero alguien me dijo que El Ronsoco Azul pegaba, que jalaba, y no lo había tomado en cuenta. Entonces lo dejé así y la gente lo conoce de esa manera. No pensé mucho en un nombre porque no imaginé que iba a ser tan famoso. Pensé que iba a durar no más de un año, una temporada, un par de risas y ya. Pero solo al tercer mes me llamaron de un canal de Lima para una entrevista, luego un periodista regional, y así esto que pensé que iba a durar poco, hasta ahora sigue.

Yo no estaba preparado para esto. Cuando me entrevistaban me ponía nervioso, sobre todo cuando me enfocaban con la cámara, y eso que era una entrevista grabada. Cuando me dijeron que iba salir en vivo, yo no quería saber nada.

El propio mapa de Ucayali es otro de los personajes que acompañan al Ronsoco Azul en sus tantas aventuras.

¿Por qué el Ronsoco toca temas ambientales?       

Siempre me ha gustado apreciar el entorno, los detalles. Yo vivo en Pucallpa ya 30 años y me doy cuenta de que el clima ha cambiado. Antes, por ejemplo, podía llover una semana entera y no se inundaba nada, y ahora con la lluvia de una hora se inunda todo. El Sol no quemaba tanto como ahora, era genial, pero ahora el Sol quema demasiado. También me llamó la atención el tema de la contaminación de la laguna Yarinacocha o del río Ucayali. Como que te jode un poco ver cómo contaminan todo y mi intención era reflejar eso, lo que la gente a veces no nota porque no se da cuenta de lo que hace. Si le haces ver el problema, sobre todo usando los gráficos, será más fácil de procesar para ellos y, entonces, algo se puede cambiar.

¿Qué satisfacciones te ha dado crear este personaje?

A mí me parece sorprendente todo lo que está pasando con El Ronsoco Azul porque yo no lo esperaba. Al principio sólo me decían que mi personaje era bacán, un par de risas y de ahí no pasaba. Luego empezaron a pedirme permiso para usar mi personaje, por ejemplo, para educar, como lo hizo una vez un profesor. Sin embargo, también hay personas que usan al Ronsoco sin permiso, como una vez en Tarapoto, donde una universidad de Lima hizo una gigantografía con mi personaje para promocionar cursos sobre temas ambientales.

Cavero también cuenta que El Ronsoco Azul fue pedido para promocionar una marca de cerveza. Al principio aceptó, pero luego no quiso renovar el contrato porque el muñeco del Ronsoco en tamaño real aparecía coqueteando e incluso levantando la pierna a una mujer. Pero no todo acabó mal. Cuando se hizo más conocido, el Ronsoco fue pedido por una empresa pucallpina para la elaboración de agendas. Luego, la editorial Altázor le ofreció publicar un libro con las hazañas del héroe azul.

“Yo no sabía cómo diablos hacer un libro, pero me mandaron un formato de trabajo, me explicaron todo y lo hicimos. Luego fue presentado en la Feria Internacional del Libro, lo cual fue un éxtasis para mí. O sea, yo me sentí que era un sueño”, nos dice el autor.

A la agenda y el libro le siguieron otros objetos de merchandising, como pósters, llaveros, incluso una réplica del Ronsoco en cerámica, entre otros.

Respecto a los otros personajes como Sofy, el maderero o el sobrino del Ronsoco, ¿salieron poco a poco o ya lo tenías pensado?

Salieron poco a poco. Más que todo porque la gente me pedía más personajes. Me decían que saque un sajino, una sachavaca, que mejor saque a toda la selva. Es difícil sacar a toda la selva porque tengo que darle una personalidad a cada uno. Con Sofy fue fácil, solo tuve que pensar en mi ex. Ella misma me preguntó si ese personaje estaba inspirado en ella, yo le dije que había pequeñas probabilidades. En cuanto al pequeño ronsoco naranja, es como mi sobrino, quien agarra todos mis juguetes de viejo y se pone a jugar. En cuanto al maderero creo que soy yo, por lo renegón. Alguien una vez me dijo que el Ronsoco era tierno y yo no. Me aseguró que yo me había desligado del personaje principal.

¿Se puede vivir creando caricaturas?

No sé si de la caricatura, pero ahora estoy viviendo del humor gráfico en un medio local. Yo me encargo de hacer todo el humor gráfico y digamos que se puede ligeramente vivir tranquilo, quizás no tan cómodo, pero sí tranquilo como soltero sin hijos, sin familia, sin nada. Yo tomo este trabajo como de medio tiempo y busco otros recursos. Por ejemplo, hace poco estaba trabajando en el Ministerio Público, otras veces como diseñador gráfico.

¿Has pensado llevar al Ronsoco a la animación?

Me lo han pedido un millón de veces, pero necesito trabajar mis tiempos para poder hacerlo. En principio no hay presupuesto tampoco. También me han propuesto hacer un videojuego, incluso me han dicho que me harían todo el trabajo y yo solamente tendría que hacer los gráficos, esto para aplicaciones móviles, pero finalmente todo quedó en nada por falta de comunicación. Quiero acabar con todos mis pendientes, ordenarme con el tiempo para volver a trabajar o pensar en ese tema.

Carlos Cavero tiene varios planes, entre ellos continuar con la publicación de libros, o promocionar más a los caricaturistas regionales. Junto a conocidos centros comerciales ha organizado exposiciones de caricaturas y trabaja además de la mano con otros artistas para realizar nuevos proyectos que promocionen el trabajo de quienes han optado por convertir la realidad en algo más colorido, pero no por ello menos real.

 

 



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