Rafael Pino: «Con las áreas protegidas se da seguridad a las familias»

Jefe de la Reserva Comunal Amarakaeri comparte sus experiencias e ideas con respecto al rol de la RCA para el desarrollo intercultural local, la pandemia y más.

La Reserva Comunal Purús es un área natural protegida que abarca territorios de las provincias de Tahuamanu (Madre de Dios) y Purús (Ucayali). Su creación tiene como fin conservar la diversidad biológica de la zona y fomentar el manejo sostenible de los recursos naturales para beneficio de las poblaciones locales, especialmente pueblos indígenas.

Alrededor de esta reserva de 202 033.21 hectáreas habitan 47 comunidades indígenas de siete etnias: cashinahua, sharanahua, culina, mastanahua, ashaninka, amahuaca y yine. Y estas poblaciones apoyan en la gestión del área de manera directa junto con el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp).

En este trabajo de cogestión, las comunidades indígenas (representadas por Ecopurús) aprovechan los recursos con planes de manejo y apoyan en las tareas de vigilancia, mientras que el Sernanp fortalece las capacidades locales para que toda actividad dentro del área se realice de la mejor manera posible, protegiendo los recursos para el futuro de las nuevas generaciones.

En este trabajo coordinado se ha logrado desarrollar actividades como la reproducción de tortugas taricaya y el teparo, el manejo del paiche, la cosecha de semillas de caoba, la reforestación con aguaje, el aprovechamiento del huasaí, entre otras.

Conversamos con Rafael Pino, jefe del área protegida, para conocer el trabajo que se ha desarrollado en los últimos años dentro de esta reserva que colinda además con el Parque Nacional Alto Purús.

Alrededor de esta reserva de 202 033.21 hectáreas habitan 47 comunidades indígenas de siete etnias.

Desde su oficina en Puerto Esperanza, el guardaparque Adriano Moisés de la etnia huni kuin coordina su siguiente salida a campo.

¿Cuál es la importancia de la Reserva Comunal Purús (RCP)?

La RCP conserva la biodiversidad para el beneficio local. Es un medio donde las personas que viven cerca pueden abastecerse de productos como del mercado cuando uno recolecta frutos o carne. De aquí sacan productos de pesca, fibras, materiales para construcción de casas, para sus vestimentas, artesanías y también para la medicina natural.

La RCP junto con el Parque Nacional Alto Purús son una fuente importante de productos de primera necesidad. Si el Estado no hubiese hecho nada para conservarlo quizás tendremos hoy una población indígena preocupada por saber dónde obtener recursos. Con las áreas protegidas en Purús se está dando la seguridad a las familias. Estamos hablando de más de 3500 personas que se benefician con estos recursos.

Reunión de mujeres artesanas en la comunidad nativa Nuevo San Martín, previa a una capacitación dirigida por FZS.

La RCP trabaja directamente con las comunidades indígenas. ¿Cómo se desarrolla esa interacción?

En primer lugar, tenemos nuestro interlocutor o gestor que es Ecopurús, reconocido por el Sernap. Por ello es que todos los proyectos que tenemos, todas las actividades y los planes a futuro que se tienen son antes consultados con Ecopurús, que asocia a todas las comunidades indígenas alrededor de la reserva, incluso el Plan Maestro está en base a sus aspiraciones y su visión, al igual que los planes operativos anuales. Y cuando se tienen nuevas propuestas o nuevos proyectos de cooperantes, por ejemplo, siempre se pasa por consulta de ellos para que planifiquemos un buen proyecto, al igual al momento de rendir cuentas.

Antes de la pandemia nos reuníamos en asambleas donde participaban todos los líderes indígenas y ello nos servía para saber sus opiniones sobre lo que estábamos haciendo, los proyectos y actividades económicas que estamos desarrollando. Escuchábamos sus críticas y sugerencias y eso nos ayudaba a corregir si es que el camino estaba equivocado. Ante la pandemia se dejaron estas asambleas y la falta de internet no nos ha permitido reunirnos de manera virtual. Hasta el día de hoy se sigue esperando el internet en las comunidades nativas.

¿Qué tipo de proyectos se desarrollan junto a las comunidades?

Se tienen varios proyectos productivos y ambientales junto con cooperantes. Por ejemplo, tenemos uno que estamos trabajando con el PNUD, relacionado a los PAE (Programas Alternativos Económicos). Se está desarrollando unas cinco cadenas productivas para producir fariña, por ejemplo, pescado de cocha, aceite de copaiba, la producción de huasaí y artesanías.

Otra actividad está relacionada con los quelonios, con la repoblación de especies como las tortugas taricaya o el teparo, una parte se devuelve al río y otra parte se comercializa.

Si bien no es fácil realizar una actividad económica en un lugar donde el combustible es un poco caro, donde el acceso es caro y más la pandemia que no permite llevar productos, por ejemplo, a Brasil, se está avanzando, esa es la realidad.

Izquierda: proceso del algodón para elaborar artesanías. Derecha: playa artificial con nidos de quelonios acuáticos para repoblamiento y comercialización.

¿Cuál ha sido la respuesta de las comunidades ante los proyectos de desarrollo?

Cada etnia tiene sus prioridades y sus costumbres. Con el tiempo hemos aprendido a no proponerles una actividad que a ellos no les interesa o que no conocen. Se analiza qué es lo que más dominan, qué es lo que más les gusta y lo que les hace sentir bien. Cada grupo es diferente. En el caso de pesquería, por ejemplo, los sharanahuas responden mejor. Algunos se desenvuelven mejor en el tema de maní y otros en el huasaí. En el caso de los madijás, son expertos en la producción de fariña y venden más de la mitad de su producción a Brasil.

«Si bien no es fácil realizar una actividad económica en un lugar donde el combustible es un poco caro, donde el acceso es caro y más la pandemia que no permite llevar productos, por ejemplo, a Brasil, se está avanzando, esa es la realidad».

Tanto el parque nacional como la reserva, son territorios por donde se ha reportado la presencia de indígenas en aislamiento. ¿Cómo actúa la reserva en el caso de avistamientos de indígenas en aislamiento como los mashco piro?

En caso de avistamiento, reportamos al Ministerio de Cultura, pero también aplicamos el protocolo que nos enseñaron ellos, que consiste en retirarse y no buscar contacto. Si ellos nos contactan, debemos tener más cuidado, pero no ha ocurrido eso. Incluso hemos encontrado señales en donde se nota que no quieren que pasemos, entonces nos retiramos, nada más. También, con el Mincul, nos apoyamos mutuamente en algunas salidas de monitoreo o vigilancia.

¿Por qué es importante mirar no solo a la reserva comunal, al parque nacional o las reservas territoriales como territorios independientes sino como una especie de mosaico o corredor?

En verdad se trata de un corredor transfronterizo. En el lado brasileño tenemos también áreas protegidas como territorios indígenas, bosques protegidos o el Parque Chandless, la Reserva Chico Mendes, entre otras. Ahí también existe un mosaico que junto con las áreas protegidas del Perú arman un bloque gigante. Solo en Perú son unos cinco millones de hectáreas, y allá suman unos ocho millones de hectáreas por donde transitan indígenas en aislamiento y personas que viven en comunidades.

Rafael Pino, jefe de la Reserva Comunal Purús.

Entonces, el desarrollo tanto de la provincia de Purús, como de todo el mosaico, definitivamente no puede ser vista solo desde el punto de vista regional, sino de modo transfronterizo, considerando a ambos países. Me refiero a los aspectos social, económico y cultural. Para ello tendríamos que tener mejores medios de comunicación como el río más limpio o habilitar una trocha carrozable que ya tiene el visto bueno del Sernanp, el que va de Puerto Esperanza a Santa Rosa do Purus en Brasil.

Uno de los problemas en Purús es la conectividad telefónica y de internet. ¿Existe un avance al respecto?

Existen antenas satelitales en el caso de internet, pero también existe un proyecto que ya va demorando unos cuatro años. El primer proyecto tenía que ver con la instalación de varias antenas en la Amazonía, en el 2018. Luego vino otro proyecto más para instalar repetidoras; es decir, una principal aquí en Puerto Esperanza y otras repetidoras alrededor. El Sernanp también ha dado una opinión favorable y seguimos esperando. Estos servicios básicos brindarían las condiciones favorables para una comunidad tranquila.

¿Cómo es el trabajo que se hace entre el Sernanp y las organizaciones aliadas?

Hay cosas positivas, como el financiamiento que hacen las ONG en casos puntuales frente a un problema o a proyectos que se planifican con tiempo, como por ejemplo en casos de patrullajes, viajes, capacitaciones, implementación de equipos, entre otros. Todo ello ha ayudado mucho al desarrollo de las comunidades y la protección de los territorios.