El huasaí: fruto ancestral y oportunidad económica en Purús

Gracias a una técnica de escalamiento, las comunidades dejaron de tumbar las palmeras para aprovechar este fruto amazónico que hoy puede convertirse en diversos productos.

Tolentino Aladino vive en el jirón Hormiga de la comunidad nativa Nuevo San Martín, ubicada en la provincia de Purús (Ucayali). Cuando él y sus vecinos, todos ellos de la etnia huni kuin, salen a cultivar yuca, maní, sandías, papaya o plátanos, se dirigen al bosque uno detrás del otro, tal como lo hacen las hormigas trabajadoras. Y, al igual que casi todas las comunidades de la Amazonía, también aprovechan otros recursos como la carne de monte, los peces y especialmente los frutos como el coco, el aguaje, y el huasaí.

La comunidad se encuentra en la zona de amortiguamiento de la Reserva Comunal Purús, y si bien el lugar es rico en recursos, tanto Tolentino como sus compañeros saben que estos podrían acabarse si es que no son aprovechados de manera sostenible. Por ello, para consumir y proteger a la vez estos productos, trabajan de manera articulada con organismos del Estado como el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) y sus aliados.

En el caso del huasaí (Euterpe precatoria), por ejemplo, tienen a un fruto que ha sido aprovechado por siglos, pero no siempre de la mejor manera. Solo hace algunos años atrás, para alcanzar los racimos, tumbaban la palmera y contribuían a la reducción dramática de esta especie. Sin embargo, esta práctica ha cambiado y ahora este fruto ancestral está asegurando su permanencia y, además, se ha convertido en una alternativa económica.

Antes, para alcanzar los racimos de huasaí, tumbaban la palmera. Sin embargo, ahora han aprendido nuevas técnicas más sostenibles.

Izquierda: la comunidad nativa San Martín desde el aire. Derecha: desayuno en casa de Tolentino, antes de la cosecha de huasaí.

Tolentino Aladino está convencido de que mientras aprovechen los recursos de manera sostenible, estos no se terminarán y alcanzarán para las futuras generaciones.

Entre 2017 y 2018, se realizó un diagnóstico del potencial productivo del huasai en el ámbito de 12 comunidades nativas de las etnias huni kuin, mashtanahua, madijá y amahuaca. El proyecto contó con la colaboración del Sernanp, Ecopurús y la Sociedad Zoológica de Fráncfort (FZS), entidades que trabajaron con la Asociación de Productores Agropecuarios de la Biodiversidad de San Martín del Medio Purús.

El propósito de este trabajo en conjunto era determinar el potencial productivo del huasaí y crear una estrategia de aprovechamiento sostenible. En 2019, la asociación recibió un donativo de sus aliados de proyecto: una máquina despulpadora, una selladora y otros equipos que permitieron sacar provecho de la pulpa y producir otros derivados como el néctar y helados que fueron presentados en una feria amazónica de Loreto.

Con este primer piloto, la asociación postuló y ganó el concurso nacional “Emprendedores por Naturaleza 2020” del Programa para la Conservación y Desarrollo Sostenible (PROCODES) e impulsado por Sernanp y Profonanpe.

Aprovechamiento sostenible

El huasaí es una palmera amazónica que demora en crecer unos 10 o 12 años antes de dar frutos. Cuando tumbaban el árbol, las comunidades que deseaban obtener nuevamente este fruto tenían que buscar las palmeras caminando largas distancias bosque adentro. Hoy esta realidad ha cambiado, ahora las poblaciones protegen este árbol porque se ha convertido en una oportunidad económica.

Frank Flores, biólogo de la Sociedad Zoológica de Frankfurt, explica que esta palmera es natural de la Amazonía, y aunque se puede encontrar de manera silvestre, también se puede sembrar si es que se quiere producir a mayor escala.

“Anteriormente, en la Amazonía peruana el huasaí no era muy conocido como fruta, sino solo como un árbol de donde se sacaba al chonta. En Brasil sí, todo lo relacionado a este fruto está más desarrollado”, agrega el especialista.

Para llegar a extraer este fruto, la población de la zona trepa casi a la cima de unas palmeras que miden entre 15 y 25 metros. Con esta técnica se evita tumbar la palmera y se asegura una recolección fija cada año.

Por cada árbol se puede hallar hasta 4 racimos y de cada racimo se extraen de 8 a 10 kilos, dependiendo de cada árbol. Con los frutos recolectados, la comunidad elabora pulpa de huasaí, mermelada y refrescos embotellados. La idea es elaborar más productos parecidos para poder obtener mayores ingresos económicos.

“Antes mis abuelos cortaban las palmeras porque no sabían escalar, pero al cortar los frutos se desparramaban y aprovechaban solo lo mínimo.

Desde 2018 fuimos capacitados por especialistas de Brasil y desde ahí usamos esa técnica para cosechar los frutos”, nos dice Tolentino Aladino.

La técnica de escalamiento se ha extendido también hacia otras comunidades del Purús, pero muchas aún necesitan apoyo para poder cosechar este fruto. “Necesitamos herramientas para cosechadores, machetes, pretinas, para seguir aprovechando como ahora y no tumbar la palmera”, señala Tolentino Aladino, quien es también un experto escalador y ahora uno de los principales defensores de esta palmera.

Izquierda: bebidas hechas a base de huasaí. Derecha: pulpa congelada de este fruto que también se comercializa.

Datos:

  • La comunidad Nuevo San Martín alberga a unas 30 familias de la etnia huni kuin o también llamada cashinahua.
  • En Purús existen 47 comunidades de 7 etnias: cashinahua, sharanahuas, culinas, mastanahuas, ashaninkas, amahuacas y yines.