Celsa Ortiz, la primera guardaparque en ganar el Premio para la Conservación Carlos Ponce

Celsa Ortiz, premio Carlos Ponce 2017. Foto: SPDA

Desde muy niña, Celsa Ortiz trabajó junto a su madre, realizando duras labores en el campo, propias de la comunidad indígena Yánesha, en el distrito de Palcazú, provincia de Oxapampa (Pasco). El amor por su entorno y sus ganas de superación fueron desde siempre los motores esenciales que hoy la han convertido en una persona clave para la conservación de las áreas naturales protegidas de su región.

Desde hace siete años, Celsa trabaja como guardaparque en la Reserva Comunal Yánesha. Es la única mujer entre ocho guardaparques y, como todos, realiza patrullajes selva adentro, además de realizar tareas de educación ambiental en los colegios de la zona de amortiguamiento de la Reserva.

Debido a esta reconocida trayectoria, Celsa Ortiz fue reconocida este año con el Premio para la Conservación Carlos Ponce del Prado, en la categoría “Guardaparque Destacada”. Con este reconocimiento, la lideresa yánesha se convirtió en la primera mujer que recibe este importante garlardón.

“Celsa Ortiz se ha convertido en un eje fundamental para el equipo de los guardaparques porque a lo largo de estos siete años ha demostrado que ha nacido para hacer conservación. Ella ha logrado que se pueda consolidar alianzas con las poblaciones indígenas, ha sido una pieza fundamental”, resaltó Pedro Gamboa, jefe del Sernanp durante la ceremonia de premiación realizada la semana pasada.

Para conocer un poco más sobre esta ejemplar mujer, conversamos con ella sobre este reconocimiento, el trabajo que realiza y las metas que aún le faltan hacer realidad.

¿Cuáles fueron tus impresiones al recibir este premio?

En primer lugar, para mí fue un honor y una alegría, porque no se recibe un premio todos los años así no más, y más aún siendo mujer y de una comunidad indígena. Es muy difícil a veces tener todas estas oportunidades. Me siento muy contenta.

¿Cómo llegaste a convertirte en guardaparque?

Me presenté como voluntaria para guardaparque comunal. Si bien era difícil al principio porque no había pago, no pasó mucho tiempo hasta que empecé a recibir una remuneración. Ya han pasado siete años y medio.

¿Cuál es tu labor específica en la Reserva?

Actualmente trabajo en la Reserva Comunal Yánesha, en el distrito de Palcazú, Iscozacín. Además, desde el 2014 estoy trabajando bastante en educación ambiental, en todos los colegios de la zona de amortiguamiento de la Reserva, principalmente con los alumnos de secundaria. Este año, tuvimos el reto de formar a un grupo llamado “Hinchas escolares de la conservación”, conformado por 15 alumnos, unos chicos muy entusiasmados que nos acompañaron en diversas actividades en la zona. Vamos bien.

Celsa Ortiz recibió el premio de manos del jefe del Sernanp, Pedro Gamboa. Foto: SPDA

“La conservación es una tarea de todos y todas porque cuando se produce un desastre, la naturaleza no respeta clases sociales, no respeta a nadie. Por eso, la labor de conservación es tan importante para todos y si tomamos un poco de conciencia nos ayudará, y no solo a nosotros, sino también a otras generaciones.”
Celsa Ortiz

 

¿Qué conocimientos reciben estos alumnos?

Lo primero que les enseñamos es todo lo referente a las áreas naturales protegidas del país, luego sobre la Reserva donde nos ubicamos, los valores culturales de la etnia Yánesha, cómo conservar y proteger las áreas verdes, manejo de residuos, manejo de equipo GPS, y además realizamos diversas actividades de recreación.

¿Qué es lo más difícil que te ha tocado afrontar como guardaparque?

Una de las cosas más difíciles ha sido manejar la convivencia entre mis demás compañeros, no tanto por ellos, sino por la desconfianza que existía por parte de sus parejas. Al principio fue un problema bien fuerte porque salir una semana a campo, de patrullaje, causaba una desconfianza de parte de las esposas. Sin embargo, todo ello se ha superado, todo ha sido entendido como parte de trabajo.

¿Sientes que estás cumpliendo tus metas?

Sí, desde muy pequeña hasta la actualidad he conseguido bastante. Estoy muy agradecida por eso. Mi impulso fue ver a mi madre que trabajaba duro en el campo, y este premio me anima a seguir preparándome para otros retos. Entre mis planes están terminar la universidad donde estaba estudiando Administración, pero porque tuve que dejarlo por motivos económicos. Me gustarái estudiar algo más, siempre ligado a la conservación y a la parte social, para poder apoyar mejor a mi comunidad.

¿Qué mensaje le darías a las mujeres de tu comunidad y otras comunidades?

El mensaje más importante es que uno tiene que decidir y no tiene que estar dependiendo de alguien. Tiene que esforzarse y tener claro lo que quieren ser en el futuro.

 



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